La propuesta de remodelación se planteó para una pareja retirada (Nicanor y Marisela) en busca de transformar su espacio; una vivienda que tuviera un carácter ampliamente funcional y práctico, además de aprovechar al máximo cada rincón del departamento. Inicialmente el espacio se percibía reducido debido al amontonamiento de muebles y de objetos; existía una incongruencia en la configuración de cada espacio en cuanto a la disposición de mobiliario.
La primera tarea para los arquitectos consistió en eliminar todos los muebles para entender el cascarón, la incidencia de luz a lo largo del día, así como las proyecciones de sombras en cada uno de los muros.
Ubicado en el primer piso de un edificio de seis niveles, el departamento recibe iluminación y ventilación a través de un cubo de luz central. La primera premisa consistió en pintar los muros de blanco para entender los baños de luz al interior. Aunado a esto, el proyecto responde a las verticalidades que configuran los distintos espacios que componen el departamento.
¿Cómo lograr un juego de perspectivas que respondiera a dichas verticalidades y que contribuyera a la propagación de luz interior? Se llegó a la conclusión de intervenir con dos espejos de piso a techo para perder la dimensión del espacio, así como para reflejar las proyecciones de sombra y luminosidad entre muros. Se colocó piso de madera para compensar la frialdad del blanco en muros y techos, así como intervenir con luz cálida y lograr un espacio confortable para Nicanor y Marisela.