Este proyecto es parte de los finalistas en la categoría Obra construida, parques y áreas recreativas de la III Bienal Latinoamericana de Arquitectura de Paisaje.
La colonia Vistas del Cerro Grande se localiza en la frontera sur de la ciudad de Chihuahua, en las faldas oriente del Cerro Grande, elemento de referencia visual, orientación geográfica y de identidad para la ciudad. Habiendo sido anteriormente suelo ejidal, su desarrollo ha sido lento, orgánico y muy rezagado desde su parcelación e integración a la traza urbana en 2010. Con una población de 4,700 habitantes, 1,500 viviendas (INEGI 2010) y un alto porcentaje de población jóven (40% de su población menor a 14 años), es una colonia con mucha actividad en sus áreas públicas, desde las calles sin pavimento hasta los corredores naturales de los arroyos de la Concordia y Nogales Sur, que recorren la colonia de norte a sur y de este a oeste.
Vistas del Cerro Grande también se distingue por sus altos índice de pobreza y baja calidad del medio construido, habiendo sido identificada como Zona de Atención Prioritaria por el Plan de Desarrollo Urbano 2040 de la ciudad (2009). Durante la administración municipal 2010-2013, la estrategia de inversión en obras públicas se enfocó en proyectos de equipamiento de barrio en zonas con mayor necesidad (una combinación de porcentaje de pobreza, acceso a servicios y condiciones de vivienda). Como resultado de estas inversiones, durante esta administración fueron construidos en Vistas del Cerro Grande un centro comunitario y un centro deportivo (2013) con altos estándares de calidad de diseño por arquitectos locales. Sin embargo, equipamiento de espacio público aún era una tarea pendiente.
La oficina de arquitectura, paisaje y urbanismo Labor Studio comenzó el proyecto del corredor Vistas del Cerro Grande en 2011 por encargo del Instituto Municipal de Planeación —un parque lineal de 1.6 kilómetros a largo de la calle principal y de acceso a la colonia, la avenida Nueva España. Trazada de norte a sur y más o menos al centro de la colonia, la avenida Nueva España organiza la traza ortogonal hacia el este y oeste. También tiene una sección amplia, 40 metros, que hasta ese momento a pesar de ser una vialidad de alta jerarquía y con una significativa cantidad de usos comerciales y flujos vehiculares y peatonales, había permanecido sin pavimentación u otro tipo de elementos físicos.
Desde el inicio del proyecto y con una visión más integral y enfocada en los usuarios, Labor emprendió un estudio cualitativo y un proceso participativo para entender las múltiples funciones potenciales de este corredor. A través de este proceso conocieron que la avenida Nueva España, en esta área, era el sitio de un mercado temporal muy exitoso durante los fines de semana. De cierta forma la función económica y social estaba definida y sólo necesitaba un diseño de espacio público que organizara estas actividades, a la vez que incluyera usos recreativos y deporte extendiendo el uso del corredor durante el resto de la semana. Además, identificaron la necesidad de integrar funciones ambientales y ecológicas en este corredor que permitiera mayores superficies permeables y con latente capacidad de manejo de agua pluvial para prevenir y mitigar inundaciones, pero también para mantener de manera más eficiente la vegetación propuesta. Este es un aspecto importante del proyecto desde la perspectiva climática, ya que la colonia no contaba anteriormente con ningún parque o área verde.
El diseño de paisaje propone equilibrio entre superficies permeables (áreas de vegetación o adoquín) e impermeables (asfaltos y concreto), así como variedad de ritmos y geometrías para definir las diferentes áreas. La estrategia de paleta vegetal es una robusta combinación de especies endémicas de diferentes tipos. Ambos aspectos del diseño de este corredor lo distinguen del resto de los espacios públicos adyacentes a los equipamientos mencionados, los cuales se componen principalmente de plazas (superficies duras e impermeables) y no contribuyen a mitigar las altas temperaturas que dominan durante el año.
El diseño del parque se organiza a través de zonas a lo largo del corredor que están enmarcadas por las calles transversales y el arroyo Nogales Sur, que divide el parque justo a la mitad. Además con énfasis en fortalecer la permeabilidad y las conexiones peatonales este-oeste, el parque integra múltiple sendas y andadores en su sentido corto. Donde se localizan las intersecciones de mayor jerarquía, se establecen nodos comunitarios con áreas de juegos, deportes y cubiertas.
La necesidad de áreas con sombra y de descanso es fundamental en este proyecto, y en respuesta a este aspecto se localizan cubiertas icónicas que determinan mayor intensidad de actividades en la secuencia de espacios a lo largo del corredor. Estas áreas cubiertas integran gradas en su área perimetral para incentivar reuniones comunales; el diseño de estas cubiertas se concentra en cuatro puntos de apoyo en position angular y con remetimiento de las esquinas que soportan una estructura metálica abierta.
En el sentido norte-sur el corredor acentúa continuidad a lo largo del parque a través de diferentes franjas de usos y elementos: senda peatonal, ciclista y de vegetación que organizan la circulación y las áreas con diferentes usos de recreación, juego, deporte y comercio temporal (mercado) a lo largo del corredor. Además, esta estrategia de continuidad longitudinal organiza el sistema de alumbrado público.
Diseñado en 2012, el proyecto fue implementado en 2017 y ha sido recibido con gran éxito en la comunidad. Este corredor ha sido una contribución de alta calidad de espacio público sin precedente en la historia reciente de la ciudad, especialmente en colonias de alto rezago, como Vistas del Cerro Grande. El mercado de los fines de semana continúa activando este corredor de manera económica y el diseño de este parque lineal ofrece a la comunidad múltiples áreas de alta calidad y flexibilidad para una gran variedad de actividades sociales y recreativas, incluyendo las existentes, como el mercado.