El proyecto es una ampliación a la infraestructura docente para las carreras de BioIngenerías. El campus se ordena en una malla cartesiana más o menos reconocible en sus primeros volúmenes edificados, girada arbitrariamente 41 grados respecto al norte. En 2015, Sasaki Design elaboró un nuevo plan maestro en el que, a partir de la falta de significado en el conjunto actual, pretende dar orden y sentido al campus. El plan define dos ejes de manera romana que se originan en un nuevo “corazón” de donde partiría todo. El proyecto está ubicado como remate al oriente de uno de esos dos nuevos ejes rectores. Esto implica cierta jerarquía sin llegar a ser el edificio más importante. Los nuevos Laboratorios buscan en su emplazamiento generar tres tipos de espacios públicos nuevos con calidades distintas entre ellos: dos plazas exteriores, un pórtico y un jardín interior.
El Tecnológico de Monterrey está experimentando una de sus transformaciones más profundas y radicales con la creación del Modelo Educativo Tec21, una metodología basada en desafíos y experimentación práctica que deja de lado la forma tradicional de enseñar. Los espacios requeridos cuestionan la máxima flexibilidad y adaptabilidad, lo cual no es una tarea fácil con las instalaciones de investigación y laboratorio.
El esquema formal es un prisma de lados idénticos conformado por 12 módulos estructurales iguales y 4 especiales en las esquinas. El esquema estructural es un anillo que elimina el uso de juntas constructivas para trabajar monolíticamente. En sección, el edificio reacciona a las demandas del programa a veces con alturas y media, dobles alturas, niveles subterráneos… Todo ajustado a un modelo educativo que permita máxima flexibilidad y adaptabilidad.
El sitio era el último gran jardín del campus. Por ese motivo, el proyecto busca plantear en su nivel de acceso una completa transparencia. El programa se eleva para dejar únicamente los espacios de uso común, permitiendo la posibilidad de ver a través del edificio una secuencia de jardines con matices de sombras intensas gracias al programa techado. La piel perimetral es una fachada responsiva que permite máxima luz indirecta sin ganancia de calor, promoviendo el confort interno.
Los tres temas del edificio son el espacio ordenador y universal del jardín contenido, la claridad y potencia de la estructura, y el trabajo de la luz natural aplicado a un espacio académico de investigación.