Situada en una parcela de forma triangular a las afueras de una pequeña población, la vivienda está rodeada por fincas de usos mixtos. La bordea por un lado una pequeña plantación de árboles frutales, un camino en otro y una calle en su fachada principal.
La vivienda se presenta como un cuerpo pesado construido en piedra, adaptado a la geometría de la parcela, sobre el que se apoya un pequeño volumen que crea una doble altura en el interior. La construcción reinterpreta la esencia de la mampostería tradicional de los muros piedra de gran grosor, que protegen de un modo contundente el espacio doméstico.
La distribución interior organizada en función de la orientación permite vivir la casa con el movimiento del sol: las habitaciones al amanecer; la fachada sur con grandes huecos en cocina, estar, estudio y comedor; una apertura vertical al oeste que proyecta sobre el interior la luz del atardecer. La fachada norte aloja los accesos y amortigua los cambios de temperatura mediante las zonas de almacenaje, lavandería y garaje.
Las circulaciones se distribuyen a partir del espacio principal a doble altura, que va transformando los usos de lo público a lo privado. Una escalera volada da acceso al altillo. Desde él y mediante un hueco en la esquina sureste se accede a la cubierta vegetal, que protege térmicamente la totalidad de la planta baja.
El esqueleto interno lo compone una estructura metálica ligera, que en contraposición a los muros de la envolvente de granito permite crear un interior de espacios continuos, buscando conexiones, salvando grandes vanos y propiciando las vistas diagonales. Las instalaciones centralizan los sistemas de ventilación, agua y energía bajo el forjado de la planta baja, separando los usos técnicos de las actividades cotidianas.