El proyecto de Casa L deriva de la necesidad de crear una nueva conexión para los cuartos de una casa existente en Valle de Bravo, en un entorno natural muy hermoso. Hasta el momento se accedía a unas habitaciones a través de otras y por eso los propietarios no se sentían cómodos para invitar a amigos ya que no podían ofrecerles cierta intimidad.
El proyecto inicial incluía también un nuevo volumen independiente de dos pisos, que funcionaba como un apartamento con una sala, cuarto, baño y pequeña cocina.
Propusimos resolver ambas cosas con una sola línea. Una curva que conectaba la casa antigua y el volumen nuevo conformando una nueva circulación, un camino que se comprime y se amplia a medida que lo vas recorriendo. La intersección de esta línea con la preexistencia propiciaba un acceso lateral a la casa y por lo tanto algunos cambios internos en la disposición del cuarto y baño principales que fueron totalmente reformulados. Aquí se utilizaron materiales locales fabricados artesanalmente, tratando de revisarlos de un modo contemporáneo.
Finalmente el volumen autónomo quedó postergado y se decidió construir apenas la comunicación. De algún modo el proyecto quedó grosso modo reducido a un pasillo sobre un planos inclinado. Y esto nos pareció aún más interesante.
Este nuevo espacio introduce por un lado un nuevo punto en fuga y una nueva lógica de flujos en la casa antigua. Por otro lado es una experiencia en sí misma, fundamentalmente a través del tratamiento de la luz, con uso de domos cenitales que valorizan las texturas del ladrillo. Sugiere un momento para contemplar el exterior, el jardín, desde un semi-interior que además y por estar sobre una pendiente se va abriendo al exterior de diferentes maneras.
Creamos así una segunda fachada para la casa que se despega de la original, con la memoria de la primera curva trazada, para permitir que muchas cosas sucedan entre ambas.