El proyecto se encuentra en Calas de Guisando, Ávila, y destaca por su respeto al paisaje y la vegetación circundante. La casa en rojo se integra armoniosamente en el entorno utilizando una arquitectura palafítica sobre pilotes, sin apenas tocar el suelo. La planta de la casa se adapta a la topografía y los árboles existentes, creciendo y acortándose entre ellos. La casa se conecta con el entorno a través de diferentes niveles intermedios y ofrece espacios privados conectados con el exterior y el área común.
El terreno se encuentra perpendicular al embalse de San Juan y goza de vistas privilegiadas y acceso privado al agua en todo su borde este. Al terreno se le tiene un alto grado de protección debido al valor ecológico del embalse y de la vegetación que lo rodea. El respeto hacia el paisaje, la topografía natural y la vegetación existente son principios clave de la obra. Al llegar la casa se encuentra abajo, siguiendo la topografía natural como levitando sobre el suelo natural. La relación que esta casa establece con el entorno es de permeabilidad y apalancamiento.
La planta de la casa es consecuencia directa del pleno respeto hacia la topografía y los árboles existentes; creciendo y acortándose donde se permite. La conexión entre el nivel de entrada y el acceso al agua se gradúa mediante tres niveles intermedios en los que los distintos miembros de la familia encuentran sus espacios privados y conectan fácilmente tanto con el exterior como con el nivel público del salón y la cocina, situados como un ombligo, entre el nivel de los padres y el de los hijos.
Esta casa no puede hablar de cuatro fachadas organizadas según la orientación a los puntos cardinales. El volumen resultante adquiere la cualidad de su piel, que como tal, envuelve y protege la casa. Se trata de una piel continua de madera en color rojo que se vuelve transparente para captar la luz y la visión cuando es necesario.