El sitio está ubicado cerca del río Nagara, que atraviesa la ciudad de Gifu. El sitio está rodeado de casas, con un pequeño espacio al este y oeste, la casa principal al sur y una casa vecina hacia el norte. Nuestra idea era crear una casa con una estructura que pudiera adaptarse a su entorno y permitir un estilo de vida flexible.
Por esto, colocamos una cuadrícula de 2,7 metros por 2,7 metros en el sitio. En el lado sur del edificio, ha una construcción diagonal de dos pisos hecha de madera. El primer piso se convirtió en un pilotis. En el lado norte, la altura se mantuvo a un nivel bajo para tener en cuenta la iluminación de las casas vecinas. Finalmente, todas las estructuras fueron techadas e integradas en un volumen. Al usar al edificio y al volumen como muros de carga en el lado corto (dirección norte-sur), fue posible crear un espacio más abierto en la dirección del lado largo (este-oeste).
A primera vista, la cuadrícula parece simple, pero a medida que la estructura se eleva, comenzamos a comprender su complejidad. Una entrada enmarca el paisaje, mientras que la cocina permite concentrarse en la comida, la cual se encuentra en cercanía con un cuarto de lavado.
Teniendo en cuenta estos elementos, decidimos que el plano estuviera en planta, para tener en cuenta las características de cada cuadrícula y la continuidad de la vida que se desarrolla dentro de la casa. En el futuro, los pilotis se pueden dividir con cortinas de plástico o se puede construir una nueva habitación. El cliente puede elegir dónde quiere vivir. El marco continuo superpone las escenas de la vida diaria, y la madera de refuerzo diagonal los conecta de manera dinámica. Es una casa donde la repetición y la regularidad son una de las “escalas” que facilitan la diversidad en las actividades diarias.