El proyecto nace de reflexionar y experimentar cómo utilizar un terreno y qué tanto se debe construir en él.
Este objeto aislado surge con la idea de desarrollar un monoambiente, un pabellón que funcione también como estudio o vivienda básica.
Este módulo único parte de la sistematización de un proceso constructivo, utiliza materiales económicos y recurre a estrategias de climatización elementales, como refugiar la pieza del asoleamiento o levantarla del suelo para dejar pasar el viento y enfriarla.
El ejercicio constructivo se basa en elementos de madera de 2”, 3” y 4” de espesor y cilindros de madera separados un metro entre sí colados en sitio como cimiento.
Toda la obra se compone del armado reticular y modulado de estas piezas, que son piso, sostén y cubierta. Destacan los dos elementos cilíndricos del interior, también en madera, que contienen las funciones más íntimas del pabellón: el baño y el lavamanos.
Este proyecto evoca los principios de la arquitectura moderna clásica para lograr un objeto cargado de poética, un podio tectónico en el que predominan los vacíos sobre los llenos y las trasparencias sobre las opacidades para definir, a partir de mínimos, un pequeño gran objeto.