La casa D4 se concibe sobre tres enfoques principales que validan sus decisiones como criterios vigentes de proyecto. El lugar sugiere como construir la arquitectura.
Más allá de construir un objeto físico, la arquitectura construye lugares para la vida y relaciones con su entorno. Por su sentido de permanencia, estas relaciones -conexiones- tienen ser oportunas y contribuir en la vida interior del edificio. La casa se emplaza sobre una colina a 2300 msnm en los Andes bajos ecuatorianos como un espacio umbral -caja abierta-, interceptando el paisaje lejano de la cordillera y la ciudad sobre el valle a 2100msnm, aprovechando de esta manera la incidencia solar en ambos frentes.
La estructura es la arquitectura. La casa es una caja estructural abstracta de 4 niveles apoyada sobre 4 puntos, con luces de 7,15m y voladizos de 4,70m. Sus elementos, columnas, losas nervadas, diafragmas y pasamanos viga, se equilibran por contrapesos (volados), poniendo en evidencia la gravedad como recurso universal de la arquitectura. Al mismo tiempo la transmisión de cargas al suelo sobre un mínimo de apoyos, permite liberar el espacio, generando orden y una espacialidad interior amplia. La flexibilidad espacial como atributo. Una casa estrictamente funcional es cosa del pasado.
El proyecto se diseñó cómo un contenedor de espacio capaz de acoger programas indeterminados en su interior, incorporando dos núcleos sanitarios flexibles que permiten variaciones y adaptaciones a futuro. La escalera lateral externa es un elemento clave teniendo en cuenta que puede replicarse en los pisos superiores para independizar y distribuir nuevos usos en cada planta -vivienda, oficinas, consultorios…-. La planta subsuelo es un espacio diáfano, que puede albergar varios usos en contacto con el suelo.