Situado junto a la mágica Laguna de los Siete Colores, Boca de Agua se funde en la generosidad y exuberancia de la península de Yucatán. Este proyecto se construye sobre la voluntad de crear un lugar que aporte a la regeneración medioambiental, social y cultural, al tiempo que ofrece a sus huéspedes una experiencia regenerativa, única y de relajación en espacios que fueron diseñados por Frida Escobedo, a quien en fechas recientes le fue asignado el rediseño del ala moderna y contemporánea del MET en Nueva York.
Este nuevo proyecto de hospitalidad ofrece casas de árbol que flotan sobre pilares para evitar cubrir el suelo y disminuir el impacto ambiental. Los espacios están diseñados para que los huéspedes puedan compartir espacio con la selva que está en su mayoría intacta, incluyendo la vida silvestre que deambula con libertad en la propiedad. Las 26 habitaciones, donde la madera, la luz natural y los tonos neutros son protagonistas, se funden con la magia que ofrece el corazón de Bacalar. Toda la construcción está pensada para envejecer de manera natural con el tiempo y contar su propia historia.
El proyecto también pretende contribuir de forma positiva a la inclusión social, el desarrollo económico local, y la conservación de la naturaleza, al fusionar principios de responsabilidad medioambiental que conviven con un entorno inspirador. Con referencias a la cultura local, las zonas comunes funcionan como anclas visuales en el paisaje. Una serie de pasajes conectan estos espacios con las villas, el área de la piscina, las zonas recreativas y de descanso. El diseño de la experiencia funciona como un reflejo moderno de los tradicionales centros sociales con templos de piedra y viviendas de madera de la región de Yucatán. La mayoría del mobiliario de Boca de Agua está diseñado por un equipo interno y por artesanos locales que utilizaron residuos reciclados de procesos industriales cercanos, como los restos de madera de una procesadora de contrachapado cercana.
Gracias a la construcción sobre pilares se mantuvo intacto más de 90% de la superficie. Se utilizó madera de chicozapote de origen local, el aprovisionamiento de estas maderas fue resultado de un programa de tala forestal certificado por la Forest Stewardship Council (FSC). Además la propiedad cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales para usos específicos dentro de la propiedad, ningún residuo finaliza en la laguna. Boca de Agua trabaja junto con la comunidad local como con ONG’s regionales, además de universidades locales y organizaciones gubernamentales para desarrollar lo que hoy es el único proyecto con un ecosistema de manglar rehabilitado frente al mar en Bacalar.