El proyecto para diseñar la Birmingham New Street Station fue adjudicado a Alejandro Zaera-Polo, fundador de AZPA, estudio de arquitectura que precede a Foreign Office Architects (FOA). La estación consiste en un punto de encuentro multimodal para los visitantes de los Midlands, ampliando las conexiones interurbanas entre la capital inglesa y sus alrededores. Con una marcada intención curvilínea –y cierta influencia de Frank Gehry o Zaha Hadid– la estación se convierte en una envolvente urbana para las dinámicas del transporte público para regenerar el contexto inmediato. El revestimiento de acero genera una fachada reflejante de la propia ciudad y el movimiento de personas, además de la colocación de grandes pantallas como parte de la misma piel y una iluminación que cambia de tonos cromáticos por la noche.