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¡Felices fiestas!
Organizada por el curador Pablo León de la Barra y previamente exhibida en el Museo Guggenheim de Nueva York en 2014, Bajo un mismo sol: Arte de América Latina hoy se presenta en el Museo Jumex hasta el próximo 7 de febrero. La muestra recoge las adquisiciones recientes de la colección Solomon R. Guggenheim tomando como eje fundamental artistas que trabajen en torno a la identidad de América Latina. Entendida esta no como una entidad única y homogénea, sino considerando la diversidad de las respuestas de los artistas participantes desde diferentes ópticas y realidades formadas por historias coloniales y modernas que se caracterizan por políticas gubernamentales represivas, crisis económicas y desigualdades sociales semejantes, así como por periodos alternos de desarrollo económico y progreso social.
“A pesar del crecimiento financiero y el aumento de estabilidad en la mayor parte del continente durante la última década, América Latina continúa dividida por diferencias de clases y etnias, así como marcada por la posibilidad de revueltas políticas y económicas”. El peso político de la modernidad, y su factura social y económica, así como las formas de resistencia que generan, se vislumbran a través de las diferentes propuestas, agrupadas en torno a cinco temas o conceptos: Conceptualismos, Activismo político, lo Tropical, Modernidades y Participación. “Bajo un mismo sol presenta obras de arte que abordan el pasado y el presente de la región para permitirnos imaginar otros futuros posibles”, abarcando temas tan diferentes –pero intrínsecamente interconectados– como la economía, el lenguaje, la historia, la pedagogía, las dictaduras, el colonialismo, la escultura y, por supuesto, la arquitectura.
Y es que bien es sabido ya que la arquitectura fue durante el siglo XX un autentico proyecto de Estado, formalización de muchas ideologías que buscaban la creación de nuevos países modernos. Algunos artistas como Alexander Apóstol se aproximan a ella desde el presente –evidenciando lo que se oculta tras ella y poniendo de manifiesto muchos de sus utopías inalcanzadas–; mientras que otros como Javier Téllez invitan a superar lúdicamente las separaciones que impone.
A destacar también que el diseño museográfico ha sido realizado por la arquitecta mexicana Frida Escobedo, que lleva al espacio diseñado por David Chipperfield más allá, creando una topografía que Pablo León de la Barra define como “una máquina de perspectiva”. Con un gesto sencillo –la construcción de un plano inclinado que recuerda a los deseos más lúcidos de Claude Parent– Escobedo transforma el último nivel del edificio en un escenario, un paisaje, un parque, una playa. La propuesta “evoca las aspiraciones modernistas persistentes en América Latina y sus técnicas de construcción informales”, al tiempo que impone y define un nuevo orden espacial que “recuerda la fragilidad del territorio en el que nos encontramos”.
La exposición de Nueva York cuenta con casi 50 obras de artistas procedentes 15 países, incluyendo Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.