Los orígenes profundos del Domaine de Bayssan siguen siendo un misterio, pero su toponimia nos sumerge en el período galo-romano, el cual contribuyó fuertemente a la identidad de la ciudad de Béziers, su expansión económica y su aparición en la historia. Hoy en día, es un lugar de libertad que se destaca en la escena cultural. El antiguo teatro Sortie Ouest ya tenía una noble vocación, mucho más amplia y generosa que las artes escénicas como simple entretenimiento. Sortie Ouest impuso un programa exigente y diversificado, no sólo para satisfacer el pequeño círculo de un público informado sino también orientado hacia la educación general. Nuestro proyecto busca brindar oportunidades para encuentros artísticos a veces inesperados, fuente inagotable de emociones ricas y contrastantes.
El teatro ha querido conservar su alma circense que corresponde a su vocación cultural, tanto en el fondo como en la forma. En consecuencia, el proyecto extrae en gran medida sus referencias de la arquitectura del circo. Como un campamento de circo, el Domaine de Bayssan está en perpetuo movimiento y se reconfigura de acuerdo con el programa cultural y los eventos. Caravanas, escenarios, banquetes, carpas y todas las demás instalaciones para eventos encuentran su lugar tanto en el espacio público como en las instalaciones de apoyo. Para dar respuesta a esta gran libertad de uso, el paisaje prevé grandes explanadas desprovistas de edificación permanente, a excepción de la planta técnica de las instalaciones de acogida.
Con reminiscencias de las tres carpas de lona del Théâtre Sortie Ouest, el proyecto se divide en tres entidades arquitectónicas separadas. La “pequeña carpa” alberga instalaciones de acogida, un espacio compartido por el auditorio y el anfiteatro. Todo esto no nutre y alivia antes y después, así como durante el entreacto. Como telón de fondo del auditorio, la “gran carpa” es el espacio para ensayos y actuaciones. El mismísimo “gran estadio al aire libre” o anfiteatro completa la configuración. Tomando prestado de la forma arquetípica de los primeros circos sedentarios “fijos”, el auditorio y el vestíbulo del restaurante se desarrollan a partir de un sistema de construcción modular. La moldura de la envolvente es una reinterpretación arquitectónica de los motivos que adornan las carpas de circo. Adopta el patrón de corola radiante alrededor del mástil central que enfatiza las costuras de la lona. Debido al volumen generado por su contexto y función, el anfiteatro al aire libre es único en cuanto a su arquitectura. A diferencia de los anfiteatros de la antigua Grecia, sus asientos escalonados no están inclinados contra un terraplén natural, por lo que se mezclan con la topografía del paisaje para adoptar su materia prima.
También expresa una arquitectura de estilo circense, una carpa un tanto extraña cuyo toldo de lona sobre los asientos se puede quitar en los días soleados. Sólo queda el escenario bajo la cubierta de lona plisada, un velo opaco y oscuro sobre los misterios del backstage.