Los dibujos de Paul Rudolph
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18 julio, 2017
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
Cincuenta años después de su muerte, Frank Lloyd Wright sigue siendo el arquitecto más destacado de los Estados Unidos. Tras una carrera de más de siete décadas, proyectó más de mil edificios y llegó a construir unos quinientos. Wright preservó la mayor parte de sus dibujos (a pesar de trágicos incendios que acompañaron su vida) para conformar un archivo con el que confiaba perpetuar su filosofía arquitectónica, inicialmente como una herramienta de producción de arquitectura en Taliesin, un programa de aprendizaje que fundó en 1930 en sus residencias-estudio tanto en Wisconsin como en Arizona. El archivo fue adquirido por el MoMA y la biblioteca de la Universidad de Columbia en 2012 y desde entonces se ha estado catalogando y abriendo a especialistas. Con esta exposición, el Departamento de Arquitectura del Museo de Arte Moderno abre la colección tanto a los especialistas como al público general.
El título de la muestra Unpacking the Archive hace referencia a la tarea monumental de trasladar desde distintos archivos en los Estados Unidos 55,000 dibujos, 300,000 páginas de correspondencia, 125,000 fotografías y 2,700 manuscritos, así como maquetas, películas y fragmentos de edificios. También se refiere al trabajo de interpretación y al análisis detenido de los proyectos que habían recibido poca atención hasta ahora. Para ello, se invitó a “desempacar los archivos” a un grupo selecto de estudiosos y conservadores de museos a fin de contextualizar, cuestionar y eventualmente explorar a fondo, los dibujos y objetos seleccionados.
Buena parte de las cuestiones que surgieron de la investigación sirvieron para iluminar los complejos periodos históricos de la vida de Wright, desde finales del siglo XIX marcado por cierto optimismo, pasando por la Gran Depresión de los años Treinta, hasta las décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial cuando los Estados Unidos experimentaron un enorme crecimiento demográfico y económico. Cada una de las investigaciones que se llevaron a cabo para la exposición, abrió nuevas miradas hacía el legado del arquitecto, para entender desde una perspectiva tanto histórica como contemporánea, aspectos tan diversos como paisaje y medio ambiente, o industria y vida diaria. Así, se muestran numerosas perspectivas coloreadas de las casas en Oak Park y la Casa Baillères en Acapulco, los detalles constructivos de las cancelerías de madera y los diseños integrales de los interiores incluyendo las alfombras, los diseños de ciudades futuristas y los prototipos de rascacielos de una milla de altura.
Los dibujos arquitectónicos de Wright son de los más destacados del siglo XX, por su calidad artística y su estilo muy personal. A lo largo de su prolífica carrera, Wright publicó y expuso sus dibujos en diversas ocasiones para dar a conocer sus ideas arquitectónicas a audiencias lo más amplias posibles, asumiendo que la expresión gráfica es una poderosa herramienta para publicitar y promover su propia firma. En su estudio –primero en Oak Park y luego en Taliesisn y Taliesin West- los dibujos se produjeron por distintas generaciones de dibujantes, estudiantes y aprendices, algunos de los cuales dejaron su huella en el legado wrightiano. Un análisis cuidadoso aporta datos de cómo operaba la práctica del arquitecto, las personalidades involucradas a su alrededor, y los procesos y materiales empleados en distintas ocasiones. La influencia de las estampas japonesas, los vínculos con el Modernisme europeo y el Secession vienés, o los cambios a lo largo de su carrera, pueden ser leídos desde los dibujos que se exponen. Juntos revelan una historia paralela a la de los proyectos y las obras mismas, ya que involucran a numerosos artistas, técnicas, relaciones y circunstancias.
Hasta ahora las exposiciones de arquitectura y sobre todo las de la trayectoria de los grandes arquitectos que definieron la historia moderna de la arquitectura – Mies, Le Corbusier, el mismo Wright, etc.- han privilegiado la espectacularidad híbrida de las fotos y maquetas realizadas posteriormente para impresionar al público en general, o bien han dejado en manos de curadores y especialistas las lecturas sesgadas que dieran una mirada contemporánea a la obra de los maestros. La exposición en el MoMA, curada por Barry Bergdoll apuesta por la inmersión en los orígenes, en los primeros documentos, y desde ahí se reconstruye toda la historia.
A su vez, la enorme tarea de desempacar el archivo, ordenarlo, cuestionarlo, interpretarlo y exhibirlo, hace patente la relevancia de los archivos de arquitectura como patrimonio cultural.
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