Los dibujos de Paul Rudolph
Paul Rudolph fue un arquitecto singular. Un referente de la arquitectura con músculo y uno de los arquitectos más destacados [...]
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¡Felices fiestas!
14 julio, 2013
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
Paseando por Londres, insólitamente soleado e inundado de turistas globales y boquiabiertos, intuyo la exaltación de una primavera que ya pasó. Se respira la comercialización de una historia reciente, ingenua y libertina, en la que dejábamos de ser niños y que ahora la capital británica celebra como destino de lujo de un retrofuturismo que va de Stanley Kubrick a Teotihuacan.
La exposición “Mexico: A Revolution in Art 1919-1940” en la British Academy detonó una serie de conferencias sobre arte y arquitectura en el marco del London MexFest que organiza por segundo año consecutivo Hugo van Belle. Si el festival se enfoca, sobretodo, a las novedades del cine mexicano, al arte y a la música con los tecno-jarochos Mono Blanco como estrellas destacadas, la arquitectura incorpora tres conferencias en la Royal Academy: Víctor Legorreta, presentado por Richard Rogers, jovial y marchito co-autor de la torre BBVA/Bancomer en construcción, Michel Rojkind y su provocadora conferencia “sobrestimulación” que presentó en el último Congreso de Arquine, y la mía como contraparte arquitectónica de la exposición de los años revolucionarios, donde presento al primer Juan O´Gorman como protagonista principal. La muestra examina el intenso periodo del inicio del pasado siglo donde la revolución aportó más cambios artísticos que sociales. Pinturas de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, junto a fotografías de Agustín Jiménez y Manuel Álvarez Bravo se entrecruzan con las de Edward Weston, Tina Modotti, Josef Albers y Paul Strand, corroborando la contemporaneidad creativa de un México que, como hoy, transforma su energía en un oxímoron de creación y violencia, desde las miradas que atienden con la misma fascinación las ruinas prehispánicas, los agaves, o los decapitados.
A pocas salas de la exposición mexicana se encuentra La odisea espacial de David Bowie. Una retrospectiva del artista andrógino y polifacético británico que inundó los años setenta y ochenta de melodías inolvidables que acompañan un recorrido —autista e inalámbrico— por Ziggy Stardust, Fashion, Ashes to Ashes, hasta la reciente, premonitoria y deliciosa Where are we now?, entre trajes de plástico y escenografías galácticas de un retrofuturismo, que treinta años después muestra el poder mediático de la transgresión.
Simultáneamente Zandra Rhodes inauguró una exposición retrospectiva en su museo de la moda diseñado por Ricardo Legorreta en los noventas, donde sus trapos fluyen del nacimiento de la primavera de Botticelli a la naranja mecánica. Si Vivienne Westwood hizo moda del punk y “utilizó la cultura como forma de crear problemas” a base de cadenas y alfileres o Alexander Mc Queen convirtió su efervescencia delirante y transgresora en una de las mejores metáforas británicas, hoy Zandra Rhodes es una anciana chispeante de pelo rosa que festeja sus ocurrencias flotantes en su propio parque temático.
Londres es una gran capital que todavía recuerda que fue imperio y que hoy aúna el pabellón de la Serpentine Gallery y el concierto de los Rolling Stones en el mismo Hyde Park. Si sus endiabladas majestades repetirán —cuarenta y tantos años después— el mismo concierto que tocaron en honor de Bryan Jones tras su muerte repentina, el pabellón de este verano es un entramado etéreo y nebuloso que se diluye en el parque. Sou Fujimoto —uno de los arquitectos más interesantes del panorama global, que ya visitó México para el congreso Arquine— ha diseñado una retícula cúbica que genera espacios cubiertos y abiertos, virtuales y físicos, emulando la lógica de un termitero con una elegancia y fragilidad de la que carecían casi todas las protagónicas propuestas anteriores, para albergar democráticamente en su topografía ortogonal a versiones anónimas de Twiggy y de Bridget Jones, con toda naturalidad.
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