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8 diciembre, 2014
por Francisco Brown | Twitter: pancho_brown | Instagram: pancho_brown
por Francisco Brown | Corresponsal en Nueva York
El mundo editorial ha cambiado a una velocidad significativa y el negocio de escribir, editar, publicar, imprimir y distribuir es un mundo con nuevas reglas. Las publicaciones digitales han reconfigurado la dimensión temporal de lo publicado, y han acaparado una gran cantidad de la distribución del contenido de arquitectura actual. El fácil acceso a la información y el bajo o ningún costo que implica el manejo de estas plataformas, han cambiado la forma en la que nos informamos.
Sin embargo, lo impreso conserva un valor significativo; su naturaleza tangible y limitada, relacionada directamente con el costo de producción, obliga a su vez a un equipo editorial a colocar lo más importante según su criterio, que tiene un peso significatico.
En un mundo donde la cantidad de la información va a una velocidad muchísimo mayor a la que el lector puede digerir, menos aun discutir, un proyecto se dio a la tarea de “slow things down”. Se llama CLOG, una revista trimestral con base en Nueva York, cuyo formato y forma de operar la hacen bastante única. Hablamos con Jacob Reidel, uno de los editores y fundadores de CLOG, para que nos cuente un poco más.
Francisco Brown: Cuéntame un poco de CLOG, ¿cómo empezó, cuándo y por qué?
Jacob Reidel: El primer número de CLOG -que fue el de BIG- lo lanzamos en octubre del 2011. El equipo editorial y de diseño que fundó la revista fue Kyle May (editor en jefe), Julia van den Hout, Human Wu, Jeffrey Franklin, Archie Lee Coates IV y yo, y nos llevo un poco menos de un año publicar ese primer número. Claro que la mayor cantidad de tiempo la invertimos en definir que iba a ser la revista en sí. Lo que empezó como idea de publicar una especie de panfleto engrapado de critica arquitectónica, evoluciono luego de algunos meses en lo que sería CLOG, un journal, perfectamente diagramado y empastado donde cada contribución estaría limitada a un único texto de no más de 500 palabras.
Desde el comienzo, compartíamos el compromiso de crear un nuevo tipo publicación impresa sobre arquitectura que, de una manera crítica y accesible, se enfocara en un único tema y lo discutiera desde distintos puntos de vista. Creíamos que era necesario proveer una alternativa al flujo hiper-acelerado de imágenes arquitectónicas que están dominando el discurso de la arquitectura actual, sobre todo on-line. Con tantos proyectos publicados al día, sentíamos que no se le dedicaba el tiempo necesario a un proyecto para poder tener un discusión seria sobre éste. El objetivo de CLOG era cambiar esto y literalmente: “slow things down”.
FB: Hablemos un poco del formato, ¿por qué es importante hacerla abierta a contribuciones externas y restringida únicamente a 500 palabras por articulo?
JR: Esa también fue una de las primeras decisiones estructurales de la revista, el concepto era que CLOG abordara un tema con contribuciones de un amplio espectro de especialistas y lectores; no queríamos que la revista sea solo escrita por y para arquitectos. Por ejemplo, una gran cantidad de posibles contribuidores no tienen el tiempo de escribir un articulo de 1500 a 2000 palabras, es por ello que creamos el modulo de 500 palabras que te permite abordar un tema desde un punto critico, y sentar un posición y, al mismo tiempo, suficientemente corto para que el escritor y el lector puedan digerir la información.
FB: Así que las 500 palabras no es sólo acerca del lector, sino también sobre el escritor
JR: Absolutamente, queremos crear un medio sumamente accesible para la discusión, incluyendo profesionales que estén activamente involucrados en la práctica arquitectónica. En el mundo de las publicaciones tienes dos tipos, las “revistas satinadas”, con un alto contenido de imágenes, y las revistas de corte teórico producidas mayormente por entidades académicas; por ende creíamos que el mundo editorial le faltaba profesionales practicantes contribuyendo directamente en la discusión, y creíamos que una de las razones era el formato. En un número encuentras ensayos de artistas, filósofos, diseñadores, políticos, estudiantes e historiadores, contribuyendo con una pieza que unidos forman una completa amalgama de opiniones acerca de un tema.
FB: ¿Es una revista de arquitectura?
JR: Pues sí lo es y, aunque algunos temas no son necesariamente de arquitectura, son abordados desde un punto de vista de lo arquitectónico. Definitivamente nuestro mercado es el mundo de la arquitectura, creemos que si no ampliamos el horizonte acerca de temáticas y actores críticos sobre temas que nos interesan, no le haremos ninguna contribución significativa al mundo de la arquitectura. Una de las cosas que amamos, es que sea una publicación impresa, que está expuesta al público en general y el hecho que los temas no sean estrictamente de arquitectura, terminas provocando que alguien que no está ni remotamente interesado en el mundo del diseño, termina leyendo sobre éste e incluso, en algunos casos, contribuyendo a la revista. De hecho de las mejores contribuciones que hemos tenido han sido de personas que no tienen nada que ver con el mundo de la arquitectura.
FB: CLOG es una revista que no cuenta con una casa editorial o un distribuidor, y tampoco con publicidad. Háblanos un poco del modelo de negocio de CLOG.
JR: Pues hasta ahorita la revista no tiene anunciantes y mientras podamos quisiéramos que siga así; sin embargo estamos comprometidos con que sea un negocio rentable y que por lo menos pueda sostenerse a si misma con las ventas. Desde un inicio el modelo de negocio fue importante y queríamos ser una empresa independiente que tuviera el control del contenido, edición, producción y distribución.
FB: ¿Han pensando en una versión electrónica para Kindle y/o iPad?, no sólo por razones de costos de impresión, sino por lo practico del formato, sobre todo en una ciudad como Nueva York donde almacenar libros es un lujo.
JR: Mucha gente nos pide una versión electrónica de la revista, pero hasta ahora, la decisión es que CLOG sólo sea una publicación impresa. Como te comente lo tangible del objeto publicado y el hecho de que como arquitectos producimos este proyecto con la misma rigurosidad que cualquier otro que hacemos con el fin de ver el objeto físico en el anaquel; tiene un poder seductor que nos fascina…
FB: …¿como en un proyecto arquitectónico?
JR: Exacto, el formato obliga al escritor a depurar un texto que no sobrepase el límite máximo de palabras. Hemos tenido muchos casos que invitamos a especialistas, que al comienzo están reacios a ese límite y, luego, cuando deben pasar por varias etapas de edición, terminan con una versión destilada del texto y con un mejor producto.
FB: ¿Qué más de CLOG además de la revista?
JR: Pues como te comente CLOG es el inicio de la discusión, la cual la continuamos en paneles tipo simposio con el mismo tema que un número de la revista especifico. Como el que tuvimos hace un par de semanas donde invitamos importantes actores del mundo de las publicaciones enmarcado en nuestro número Unpublished.
FB: …amé ese número, creo que es el más oscuro y provocador de todos. Hablando de lo Unpublished, supongo que al ser una publicación impresa el límite de contenido es un factor importante. ¿Cuánto no se publica en CLOG?
JR: Pues sí, usualmente CLOG tiene 140 paginas promedio, dependiendo del número, y tenemos un criterio editorial donde se seleccionan las mejores piezas, pero creo que muy pocas veces no hemos publicado algo bueno por falta de espacio. Si algo es muy bueno, le encontramos espacio en la revista.
FB: ¿Dónde la pueden conseguir los que no viven en NY?
JR: Pues tenemos un amplio mercado en Europa, Korea y Australia por ejemplo, y hacemos la conexión con las librerías y le enviamos los números solicitados; y siempre se pueden comprar en línea, de hecho una gran cantidad de ventas las hacemos en línea directamente desde nuestra página o en Amazon.
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