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¡Felices fiestas!
18 febrero, 2013
por César Reyes | Twitter: cerreyes
Según los censos de 19 países, a comienzos de los años noventa la región contaba con 93 millones de viviendas particulares. Según datos de 2009 de la Comisión Económica para América Latina y Caribe (CEPAL), un 33% de los hogares latinoamericanos está en condiciones de pobreza, un 13%, en situación de indigencia y un 37% de las viviendas son inadecuadas para su uso. De éstas, sólo un 21% puede hacerse habitable mediante ciertas renovaciones [1].
Considerando aspectos cuantitativos y cualitativos, el actual déficit afecta a unos 59 millones de personas [2]. Esta cifra se incrementa en más de dos millones de viviendas anuales por concepto de formación de nuevos hogares. El ritmo de construcción requerido para evitar un aumento del déficit acumulado, supera ampliamente los esfuerzos hasta ahora desplegados por las políticas habitacionales de la región. Del total de 93 millones de viviendas de la región, 17 millones (el 18%) constituyen el déficit cuantitativo, y 21 millones (el 22%) el déficit cualitativo rondando un total de 38 millones de unidades.
Para dar una idea de la magnitud del problema, en 2007, “La industrialización posible de la vivienda latinoamericana” [3] apuntaba que sería necesario construir cerca de 24 millones de viviendas por año para atajar esta situación crítica. O plasmándolo en términos de inversión habla de que serían necesarias inversiones del orden de 180 mil millones de dólares por año para solucionar el problema en diez años. Esta cantidad es 36 veces mayor que los presupuestos nacionales de los seis países centroamericanos en 1995. La gran mayoría de los países no logra siquiera construir suficientes viviendas para los hogares que se constituyen anualmente, por lo que sus carencias siguen aumentando de año en año. Por otra parte, el ritmo de obsolescencia del parque habitacional se mantiene alto a causa de insuficientes programas de manutención y recuperación de viviendas; esto a su vez contribuye a la agudización del déficit por que obliga a considerar altas tasas de reposición.
Para ilustrarlo mejor y a modo de ejemplo, Julián Salas se cuestiona qué supondría preparar suelo urbano suficiente para atender las necesidades actuales a nivel planetario. Y la respuesta es suministrar tanta tierra urbanizada nueva como la existente hoy en África, Asia y América Latina.
Es importante tener claro que la profusión de datos estadísticos al final también puede generar un grado de despersonalización de un problema que tiene nombres y rostros. Realidades vitales difícil de percibir entre los exhaustivos informes y bases de datos de los organismos internacionales. Sin dejar de lado esta observación, seguiremos compartiendo datos que ayuden a formarnos un marco general de un reto importante al que aún se enfrentan las sociedades en las ciudades latinoamericanas.
[1] Anuario estadístico de America Latina y el Caribe. CEPAL [Consulta hecha el 24 de enero de 2013]
[2] Un espacio para el desarrollo: los mercados de la vivienda en América Latina y el Caribe. Banco Interamericano de Desarrollo. 2012
[3] Salas, Julián (2000), “La industrialización posible de la vivienda latinoamericana”. P. 26
Fuente gráficos BID. 2012
*De la Serie “Vivienda en Latinoamérica” | Cesar Reyes Nájera | Posconflicto Laboratory
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