Los dibujos de Paul Rudolph
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23 abril, 2017
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
El crecimiento de las ciudades ha supuesto la obsolescencia de grandes infraestructuras atrapadas en ellas: estaciones de tren, cárceles, aeródromos, o puertos han dado paso a espacios urbanos disponibles para grandes proyectos que propician la transformación urbanística de la ciudad. Muchas son las que se han planteado el rescate de sus viejos puertos, como Barcelona, Marsella, Hamburgo, Nueva York, Buenos Aires o Lisboa.
La exposición en las antiguas atarazanas medievales de Barcelona muestra la experiencia de Joao Luis Carrilho da Graça como demiurgo contemporáneo sobre la capital portuguesa que se reinventó varias veces en su historia. No se trata de una muestra de su propia obra sino de su forma de mirar la ciudad desde la arquitectura y la docencia a lo largo de treinta años. Las maquetas que se exhiben son aproximaciones al territorio donde una serie de líneas y puntos caracterizan la topografía que conformó los recorridos y los asentamientos humanos y, por tanto, la construcción de la ciudad. Esas líneas trazadas en el territorio están en el origen del espacio público (ya que corresponden exactamente a las rutas de las personas) y del espacio privado (entre ellas se definen los terrenos construidos). Lisboa es un excelente ejemplo de esta literalidad, ya que los promontorios coinciden con edificios singulares y las crestas con los recorridos originales, mientras que entre los caminos en medio de las pendientes y en los valles se construyó el damero que definió la morfología de la ciudad.
Utilizando esta estrategia de análisis, Carrilho da Graça reveló una especie de permanencia, de invariables persistentes. Así, se imagina que el territorio posee una estructura propia que constituye el sistema inicial de soporte de vida para la humanidad en este planeta. Para Carrilho da Graça este método de investigación del territorio no se limita a una perspectiva pasiva, meramente analítica, entendida como un fin en sí mismo. Como apuntan las curadoras de la exposición Marta Sequeira y Susana Rato, forma parte de una metodología proyectual, de acción, que permite una síntesis de lo existente, distinguiendo lo esencial de lo accesorio, teniendo en cuenta su espesor histórico y negando la incompatibilidad proclamada entre investigación y práctica.
La selección de obras presentadas corresponde a un verdadero catálogo razonado de la obra de Carrilho da Graça para Lisboa. Obras construidas y versiones no construidas de éstos junto con proyectos fallidos, mapean y completan la ciudad que habita, ofreciendo pistas que dibujan la teoría del territorio que siempre estuvo implícita en el origen de todas sus intervenciones. Esta exposición se refiere, en última instancia, a la tradición de Joao Luis Carrilho da Graça en el más puro sentido etimológico del término: con lo que entrega y con el legado que ofrece.
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