James Turrel: Pasajes de luz
En ese un mundo dominado por la visión se abre la exposición “James Turrell: Pasajes de luz” en el Museo [...]
4 julio, 2017
por Daniela Jay
El crecimiento poblacional de la Ciudad de México y de otras ciudades de América Latina, resultado de sus propios contextos políticos y sociales, se caracteriza por un desarrollo expansivo e incontrolado hacia la periferia que ocasiona problemas de infraestructura, servicios, vivienda y equipamiento. Dentro todas las labores afines al desarrollo de la ciudad, ¿qué se está haciendo para resolverlos?
Abriendo paso a esta pregunta, SINDICATO DE ARQUITECTURA, una plataforma que propone el diálogo y la crítica desde diversos frentes, estableció en su Diálogo #1: Estructuras de Poder. La (des)materilización del Estado, un intercambio de ideas en el que los ponentes –Sandra Calvo, artista visual; Alejandro de Coss, sociólogo; Simón Levy, Director General de PROCDMX y Elena Tudela, arquitecta– hablaron sobre la ciudad a partir de su propia visión y experiencia.
Simón Levy apuntó que es indispensable conocer hacia donde van las realidades urbanas y hacia donde queremos dirigirlas. Justamente, porque las condiciones de las ciudades exigen una condición transdisciplinaria, involucrando muchas otras esferas del conocimiento. Se trata de nuevas formas de re-construir, ya no de construir. Por su parte, Alejandro de Coss mencionó que el tejido urbano fragmentado es ahora el reflejo de un sistema que fracasó o al que, quizá, poco le importó, pues constantemente el sistema se encuentra ahogado bajo el poder de ciertos grupos. Por ello, el arte, la arquitectura y otros diversos frentes buscan enfatizar la participación de la gente dentro de la producción social y urbana. Develando eso, el proyecto de la artista Sandra Calvo, Architecture Without Architects AWA se basa en una intervención sobre una zona de asentamiento informal en la ciudad de Bogotá. Un ejercicio participativo que consistió en la proyección de la ampliación de una vivienda; una práctica que pasó de la representación con hilos a la materialización, enfatizando el derecho a la vivienda bajo condiciones adecuadas y libre de hacinamiento.
La arquitectura, como afirmó Elena Tudela, debe superar los estados de constante crisis para actuar de manera consiente sobre el lienzo de la ciudad, que se mueve a velocidades distintas con realidades distintas: una serie de procesos y eventos que van desde lo global a lo local. Eso incluye ir en busca de nuevos métodos que ayuden a comprender los procesos de producción, valiéndose de herramientas teóricas y prácticas para generar alternativas deseables de intervención, métodos y técnicas, que sean aplicables a sectores barriales cuyas condiciones necesiten una renovación en la calidad del hábitat urbano. Ésa es la mejor manera de actuar en el contexto.
En el diálogo se remarcó no sólo la conciencia en el habitar del espacio público, sino también la necesidad de atender aquellos problemas de vivienda en la periferia, junto con los de infraestructura de la ciudad. Véase la reciente catastrófe de inundaciones en la Ciudad México, provocadas no en sí por la lluvia, sino por la misma conformación del tejido urbano y su infraestructura de drenaje. Se dice que, “aunque el mono se vista de seda, mono se queda”, ¿cómo abordar la ciudad lacustre entonces, en espacial cuando no puede abandonar su condición de lago?
Las políticas actuales que regulan el Estado han abordado los problemas con soluciones o propuestas superficiales, que poco se relacionan con las necesidades reales de quienes la habitan. Ahí están las propuestas de El corredor Chapultepec y Ciudad administrativa en Colonia Doctores y, por qué no, El Guerrero Chimalli en Chimalhuacan o la presente crisis de vivienda, ocasionada por los conjuntos habitacionales construidos en la zona periférica de la ciudad y área metropolitana. Claro que también ha habido casos de éxito –¿aunque no deberían serlo todos?–, como la iniciativa de los Faros o la recuperación de plazas en la zona central de la ciudad. Como se dijo y se ha dicho en muchos sitios, hoy las políticas públicas buscan, bajo sus propios instrumentos de poder, encaminar sus acciones hacia la reconstrucción.
Nuestra conciencia social debe encaminarnos a ser agentes de cambio. ¿Queremos ser simples espectadores de la ciudad o quiénes la construyen? La sociología y el arte son, quizá, los recursos más claros que tenemos para (des)materializar la propia vida, uno más técnico, otro más visual, y la arquitectura, ya sea bajo condiciones de autoproducción, inversión pública o privada, siempre valiéndosde en la mejor medida del Estado, es el recurso para la construcción física de nuestras ciudades, pero, bajo una mala gestión, desmaterializa el ideal con más defectos que virtudes. Desde cualquier posición profesional o de poder ya no se puede hacer ciudad desde una forma cerrada y autocomplaciente, pues la ciudad no es sólo una reducción de formas o políticas, es una realidad hecha de realidades.
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