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5 mayo, 2017
por Christian Mendoza | Instagram: christianmendozaclumsy
La práctica escénica de Aristeo Mora de Anda, director de la Compañía Opcional, se encuentra con la ciudad y con la arquitectura. Lejos de ficcionalizar la ciudad a través de la dramaturgia, Aristeo construye dispositivos lúdicos que permiten interpretarla. “Yo regresé a Guadalajara después de terminar mis estudios en España, a mi regreso me cuestionaba por qué era tan difícil sentirse parte de una ciudad, cuáles eran los mecanismos de inclusión y exclusión que se viven a diario para poder formar parte del complejo entramado de relaciones, memorias, entre otros que conforman la vida en la urbe”, nos dice Aristeo. Sobre las piezas que ha trabajado con la Compañía Opcional, Aristeo abunda: “Los trabajos que realizamos en la Compañía Opcional surgen de preocupaciones personales. Encuentros Secretos, Prácticas de la Imaginación, así como Ciudades Imposibles son ejercicios que intentan pensar problemas íntimos que al mismo tiempo son comunes a otras personas de nuestras ciudades y que intentamos resolver con la ayuda de diferentes aliados, a nuestro grupo se han ido sumando otras personas provenientes de distintas disciplinas, muchas de estas personas comparten nuestro interés personal por replantear las relaciones que tenemos con nuestras ciudades y sus aportaciones han complejizado la manera en la que trabajamos desde el arte la forma en la que hacemos ciudad”.
Ciudades Imposibles es la investigación más reciente de Aristeo, una obra que se desarrolla en distintas fases y que aborda diversas aristas del archivo arquitectónico. La primera es el Museo de la Ciudad imposible/Colección Fantasma, una exhibición de los proyectos urbanísticos y arquitectónicos que se intentaron en Guadalajara y que no prosperaron. El proyecto continúa con Nadie escribe el libro que desea escribir: un grupo de personas ocupará un antiguo cine para narrar sus experiencias de una Guadalajara donde esos proyectos sí existen. Finalmente, la pieza culmina en Estudios Imposibles, un programa que ofrece la revisión del archivo de obras fallidas y la asistencia a una conferencia titulada La ciudad que no se pudo escribir, en la que se analizarán, a decir de la Compañía Opcional, “los proyectos urbanísticos que quedaron inconclusos en Guadalajara desde 1950 hasta la actualidad”. Aristeo comenta: “El interés por los proyectos fallidos radica en la potencia o en la resistencia de la memoria y del olvido de aquello que suponíamos sería la ciudad del futuro o la ciudad moderna, porque consideramos que es justo a través del rescate de estos olvidos que podemos plantear una crítica al proyecto Moderno de ciudad que ha fracasado sistemáticamente en muchas partes del mundo. Se trata entonces de dos tipos de trabajo, por un lado permanece la pregunta de ¿cómo entendemos el futuro de Guadalajara? O ¿qué nos imaginamos como ciudad del futuro? Y por otro lado la pregunta de ¿cuáles son los proyectos arquitectónicos que anclan una idea de futuro en el imaginario del desarrollo de nuestra ciudad? Es por eso que nos parecía de vital importancia volcar nuestra mirada hacia la búsqueda de estos proyectos arquitectónicos fallidos”.
Ciudades Imposibles es, entonces, una revisión de arquitectura que no existe. El proyecto partió de un artículo que Aristeo y su padre escribieron para SIUMA, el cual se convirtió en la fase final del proyecto y aborda los siguientes puntos:
Falta de planeación integral a largo plazo. Es notoria la planeación parcializada que prima en la ciudad, una planeación de corto plazo que no ha sabido considerar los cambios en los tiempos y condiciones políticas y económicas para dar lugar a proyectos de gran envergadura. Se puede señalar que son principalmente los proyectos de apoyo por parte del sector público los que cuentan con una menor planeación y mucho menos con estudios de impacto y socialización que les permita entender la lógica del contexto donde pretenden ser insertados. Sin embargo, también los proyectos privados y público-privados presentan este problema al no comprender la necesidad de integrarse en una planeación integral de ciudad.
Falta de continuidad y seguimiento a la planeación urbana vigente. Las propuestas de los proyectos señalados en este documento, requirieron la modificación de los planes de desarrollo vigentes en los momentos donde se comenzaban a gestionar. Para tal efecto, los nuevos estudios se acondicionaron para permitir que estos pudieran ser aprobados en sus nuevos usos del suelo, densidades y otros requerimientos específicos como en el caso de la infraestructura exigida para que pudiesen construirse edificios de alta densidad en zonas de la ciudad no preparadas para albergar a más personas.
De forma similar, se distingue que los planes de desarrollo urbano, así como se cambian o acondicionan, se abandonan o no tienen seguimiento de tal manera que el cumplimiento de los objetivos establecidos en los mismos queda desprotegido o simplemente se olvida.
Estas incertidumbres en los reglamentos o planes de desarrollo ha dado como consecuencia una planeación urbana nula, que se caracteriza por el establecimiento de un modelo que a la primera provocación se abandona para establecer nuevas directrices que no aseguran ningún tipo de continuidad. La incertidumbre actúa a favor de proyectos que obedecen a intereses políticos, a supuestos beneficios económicos, o a ocurrencias momentáneas sin contar con estudios que los sustenten.
Cambios de administración que provoca falta de continuidad a los proyectos, y en algunos casos abandono. Los sistemas de rotación política que se implementan en el Estado no contemplan transiciones en las que se favorezca la continuidad de los proyectos implementados en las administraciones que dejan los puestos, como resultado de estos cambios de los apoyos políticos y económicos pueden cambiar sin contemplar el impacto que pueda llegar a tener el corte o abandono parcial de un proyecto urbano que comenzó su materialización o que ya ha sido socializado.
Proyectos de inversión poco sólidos o falta de los mismos. Para evitar el vaivén de las condiciones de la realidad local, nacional e internacional en proyectos de largo alcance en lo económico y temporal, siempre es necesario y recomendable desarrollar proyectos de inversión en los que se establezcan los tiempos, recursos y responsabilidades de los organismos o personalidades participantes, entre otros. Esto permite reconocer la viabilidad de cada proyecto. La falta de proyectos de inversión solidos en Guadalajara ha dado como consecuencia que los recursos financieros sean insuficientes para el desarrollo de los proyectos propuestos. Puede asegurarse que estos planes de inversión poco gestionados o inciertos han culminado en abandonos totales o parciales de proyectos ya emprendidos en la ciudad”.
Aristeo comenta sobre el método sobre el que se construye la ciudad que no existe: “Ciudades Imposibles es una especie de interferencia en la historia oficial de Guadalajara. Encontramos necesario insertar las memorias personales en espacios de oficialidad como una especie de contrapunto a la idea de memoria, un hallazgo importante fue descubrir que la mejor manera de contar la historia no oficial era a partir de los chismes y notas al pie de página, por eso el público de Ciudades imposibles se encontrará con un Museo de la Ciudad interferido por una audio-guía, en la que podrá escuchar muchas notas al pie de página sobre la historia de la ciudad, esto acompañado de preguntas, imágenes y objetos que interrumpen lo que entendemos por Ciudad de Guadalajara. A la par de la información técnica e histórica de cada proyecto arquitectónico abordado el público podrá acceder a información no oficial, ficticia, o anecdótica que intenta dar cuenta de otro aspecto fundamental de la historia de estos proyectos fallidos, qué es la manera en la que los vivimos o los podríamos haber vivido si se hubieran realizado”.
¿Cómo se inscriben las estrategias escénicas en este proyecto? “Nos gusta pensar que hacemos un teatro que puede convertirse en herramienta para el diálogo, la acción, el pensamiento fuera de los marcos del arte. Para trabajar partimos de preocupaciones personales, pero cuando hablamos de ellas, cuando hablamos de nosotros mismos, esperamos estar hablando también de lo que nos rodea y de las cosas que preocupan a los demás. El asunto es que hablar, decir las cosas no basta, es necesario buscar formas de enunciación que alteren, de forma muy simple en ocasiones, la manera en que entendemos lo que nos preocupa. En un segundo momento esas preocupaciones, o preguntas de las que partimos, pueden ser trastocadas también por la forma en que las ponemos en escena. Sabemos que el Teatro ha generado a lo largo de su historia como disciplina, un corpus de formas de hacer el mundo, de verlo y practicarlo. Nos gusta pensar que este corpus puede ser reutilizado para alterar la manera en que hacemos, vemos o practicamos la realidad que habitamos”.
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