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La ciudad [I]

La ciudad [I]

9 marzo, 2021
por Erik Carranza L. | Twitter: SA_Anonima | Instagram: SA_Anonima | linktr.ee: Anonima_arquitectura

 

A la Ciudad de México, ¡por fin ya me olvide de ti Distrito Federal!

 

Dice Massimo Cacciari de la ciudad:

“…desde sus orígenes, la ciudad está investida de una doble corriente de deseos: deseamos la ciudad como regazo, como madre, y, al mismo tiempo, como máquina, como instrumento, queremos que sea ethos en el sentido originario de morada y estancia y, al mismo tiempo, un medio complejo de funciones; le pedimos seguridad y paz y, al mismo tiempo pretendemos, que tenga una eficiencia, eficacia y movilidad extremas. La ciudad está sometida a preguntas contradictorias. Querer superar tales contradicciones es una mala utopía. Al contrario, se requiere darle forma. La ciudad en su historia es el experimento perenne para dar forma a la contradicción, al conflicto, (añadiría yo a los acuerdos colectivos y a la cooperación)”.

La ciudad como veníamos viviéndola se transformo en el 2020, ¿qué sí se conservará de la ciudad como la conocíamos en este 2021?

Si pasamos del espacio al lugar, al territorio, a la región, a la ciudad, a la urbe, a la zona metropolitana a una geografía infinita o geografía mutante como dice José María Ezquiaga para definir a Madrid, entonces, ¿qué es una ciudad? O replanteemos la pregunta: ¿qué es la Ciudad de México? ¿Sigue siendo esta mancha urbana desbordada sobre una cuenca? ¿O sigue siendo lo opuesto a lo rural, al campo y por consiguiente al lago en donde se estableció? ¿O pequeñas ciudades dentro de una gran ciudad?.

Desde una visión europea hasta una visión prehispánica, la transformación de la Ciudad de México ha sido constante, en ocasiones no planificada, llena de fisuras, grietas y cicatrices. Dice una pinta por ahí que “la Ciudad de México es del tamaño de mi corazón”. ¿Seguimos viendo a la ciudad como un ente orgánico? ¿Ya no la vemos desde los efectos —leyes, reglamentos, normas— o ahora la vemos desde los afectos? Yo tengo está doble relación con la ciudad: cuando la amo no encuentro mejor lugar para vivir —no me quiero ir— y cuando siento lo contrario no puedo salir de ella —estoy atrapado. ¿Estamos pensando hoy en la ciudad que queremos y ya no en la que necesitamos?

Cito a Massimo Cacciari bajo este principio de dualidad que establece a la ciudad madre y a la ciudad máquina para referirme al cuadro de “la ciudad” de José Chávez Morado, presentado en el concurso de “la Ciudad de México interpretada por sus pintores”, que convocó en 1949 el periódico Excelsior —el periódico de la vida nacional— junto con la Galería de Arte Mexicano, Margarita Torres de Ponce, Inés Amor, el antiguo Departamento del Distrito Federal y el Banco de México, donde resultó ganador Paisaje de Ciudad de Juan O´Gorman que representaba por un lado la idea del ayer, del hoy y de siempre y por otro lado la idea de una ciudad idealizada y masculinizada.

Opuesto a lo que presentó en ese mismo concurso José Chávez Morado, también arquitecto-muralista y que ganó un tercer lugar con otro cuadro: Río Revuelto. Esa ciudad es representada por un cuerpo femenino a medio “construir” con un doble propósito:

Ciudad madre. Como paisaje, como algo que amar y respetar, la idea de la fertilidad de la madre tierra y de la conexión con nuestro entorno, con la cuenca del Valle de México, vinculándonos con los elementos naturales —no sólo la tierra, el aire, el agua y el viento, su cabello se convierte en las montañas y la cuenca de fondo.

Ciudad máquina. Como cuerpo de una mujer, como un organismo enfermo, una mujer en decadencia como una visión apocalíptica de la ciudad bajo la idea de la industrialización, la corrupción, los intereses particulares sobre los colectivos y el abuso del poder. Nada diferente de 1949 al 2021: la construcción robótica de la ciudad, un robot parte en ruinas y parte en construcción.

En resumen, dice Ana Isabel Pérez Gavilán en Chávez Morado destructor de mitos. Silencios y aniquilaciones de La Ciudad (1949), que la ciudad es la violación de la madre tierra, víctima de la modernidad. Pensemos que es en ese 1949 cuando México y el movimiento moderno se encuentran por primera vez con la construcción del Conjunto Urbano Presidente Alemán de Mario Pani.

 

“Hombres necios que acusáis representáis

a la mujer ciudad sin razón,

sin ver que sois la ocasión 

de lo mismo que culpáis representáis”

 

Seguramente por eso existe el mito que dice que José Chávez Morado destruyó este cuadro. En La ciudad ocultadice Hector de Mauleón dice que el 8 de marzo de 1524 es “oficialmente “el primer día de la ciudad” o por lo menos es el primero del que existe memoria por el registro en el acta más antigua con esa fecha, que se encontró tras el motín del hambre”  en la plaza mayor y palacio virreinal un 8 de junio de 1692.

Felicidades hoy 8 de marzo de 2021 a la Ciudad de México que cumple 497 años. 

Desde Tenochtitlán, que fue fundada el 20 de junio de 1325 cuando había mas agua que tierra, se desarrollaron sistemas de planeación urbana —por ejemplo la creación de islotes, calzadas, calles, jardines, canales de comunicación, organización de barrios. Llegó a ser una ciudad impresionante con una gran cantidad de habitantes y se caracterizaba por el ordenamiento de la ciudad muy diferente a las ciudades europeas. Una vez colonizada tuvo grandes transformaciones. Ahora es un virus el que vino a transformar la dinámica de la ciudad. Podemos aprovechar para tomar lo positivo de cada época y dirigirnos hacia donde queremos, necesitamos o podemos.

 


Imagen

“La ciudad”  de José Chávez Morado, 1949. óleo sobre tela, 77 x 161 cm, foto por Pedro Cuevas, 1996 del archivo fotográfico ILE-UNAM, cortesía de familia Jaramillo Montes. La imagen fue tomada de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-12762005000200003. Para mayor detalle sobre “La Ciudad” de Jose Chávez Morado ver Chávez Morado destructor de mitos. Silencios y aniquilaciones de La Ciudad (1949), Ana Isabel Pérez Gavilán.

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