3 diciembre, 2012
por Arquine
por Rufino Tamayo*
Para mí el tema de fuego de la arquitectura, es la casa habitación. El edificio como solución arquitectónica es naturalmente mucho más espectacular; tanto por sus dimensiones, las que en muchos casos llegan hasta la monumentalidad, así como porque de la posibilidad del ejercicio de atrevidos procedimientos técnicos en efectos extraordinarios, pero que de todos modos están usados con un sentido utilitario, que incluso exige el aprovechamiento máximo del espacio arquitectónico, para lo cual es preciso dejar muchas veces a un lado valores humanísticos, que en la arquitectura deben ser fundamentales.
En la casa habitación, por lo contrario, son esos valores humanísticos la base de su creación, con el fin de hacer de ella el espacio vital del hombre. La casa habitación, requiere por lo tanto, la creación de un ambiente de bienestar, que haga su habitabilidad absoluta. Requiere pues, entre otras cosas, poesía. Si hay un lugar donde el estar debe realizarse en toda su plenitud de bondad, es en la casa, cuya funcionalidad nos ha de dar total satisfacción. Es por ello que la casa habitación presenta grandes problemas, supuesto que el arquitecto para realizarla, no solamente debe hacer uso de su sabiduría técnica, sino que también, y eso es en mi concepto sumamente importante, debe poner en juego su sentido humano, a efecto de que reúna en ella las condiciones específicas para quien ha de habitarla. Yo diría que el arquitecto, para lograr tal predicción, necesita no sólo conocer su oficio, sino que también debe entender la psicología de quien solicita sus servicios, a fin de construirle lo que realmente le conviene.
Por eso, he sentido una satisfactoria sorpresa al estar en la casa del arquitecto Zabludosvky. En ella encuentro resueltos todos los problemas que exige la casa habitación, y podría asegurar que, conociendo a él personalmente así como a su familia, su casa resuelve no sólo al pie de la letra sus necesidades, sino que posee también el ambiente que su forma de vida requiere. Ahora bien: siendo la arquitectura como todas las artes plásticas, un arte en el que el espacio es su elemento vital, es importante señalar que la casa Zabludovsky, cumple totalmente con ese requisito. Sus volúmenes, se desenvuelven armónicamente en el espacios exterior, y su inteior como lo he señalado antes, está tan sabia y sensiblemente utilziado, que hace de ella un ejemplo admirable de arquitectura contemporánea.
*Rufino Tamayo sobre el tema de la vivienda y la casa de Abraham Zabludovsky. Enero, 1972.