“Selling Sunset” o el fetichismo de la mercancía
Ver "Selling Sunset" puede llevar a a cuestionarse por qué el espectáculo o el fetiche de la vivienda como mercancía [...]
26 octubre, 2023
por Sandra Loyola Guízar
La Oscuridad de La Luz del Mundo. Cr. Courtesy of Mezcla © 2023.
En septiembre de este año, se estrenaron en México dos documentales que investigan el caso de la iglesia cristiana llamada La Luz del Mundo, un culto religioso que inició en 1926 tras la Guerra Cristera. Fue fundado por Aarón Joaquín y a su muerte, su hijo, Samuel Joaquín Flores se autoproclamó Apóstol de Jesucristo en 1964. Samuel fue acusado por delitos sexuales, pero las denuncias quedaron impunes. En 2014, Naasón Joaquín García, el hijo de Samuel y nieto de Aarón, se convirtió en líder de la iglesia y en 2019 autoridades estadounidenses lo detuvieron por abuso sexual de menores, tráfico de personas y pornografía infantil.
Las formas arquitectónicas que ha elegido esta iglesia para sus miles de edificios religiosos han sido excéntricas y extravagantes; una especie de espectacularidad y megalomanía define su estrategia de persuasión y convencimiento. El edificio sede de La Luz del Mundo, como muchos templos y palacios, es un dispositivo de sumisión y forma parte de una serie de aparatos de adoctrinamiento.
En una escena del documental (México, 2023, dirigido por Alejandro Díaz San Vicente), una de las sobrevivientes, llamada Alethea, relata que la organización de la iglesia es piramidal, mientras el documental muestra un recorrido a vuelo de dron de abajo hacia arriba de la estructura piramidal del edificio. En La Oscuridad de la Luz del Mundo(México, 2023, dirigido por Carlos Pérez Osorio), otra sobreviviente, originaria de Los Ángeles, relata que había niveles de cercanía con el apóstol y que había diferentes eventos o ceremonias a partir de las cuales elegían a las niñas para pasar a “niveles más altos”. Los niveles, explica, eran círculos de personas con cada vez más cercanía e idolatría llamadas “las incondicionales” y que en lo básico tenían que ceder su libertad al líder del culto. Otra sobreviviente, una de las cuatro que han declarado de manera anónima en el juicio de Naasón, cuenta que ella veía la estructura de mandatos internos como “los anillos del infierno” y decía que había círculos donde pasaban “ciertos abusos” y luego había círculos internos más pequeños donde había más y más abuso sexual. Existían después círculos cada vez más reducidos de personas que describen y nombran como “el infierno”. La arquitectura del templo de la sede principal tiene el diseño de estas descripciones.
Joel Silva Orozco, exmiembro de la iglesia a quien Samuel Joaquín le encargó la coordinación del concurso para el proyecto arquitectónico del edificio sede, dijo en una entrevista en el documentalEl Apóstol: “Fue una obra faraónica muy pesada, la mayoría hecha a mano porque no teníamos maquinaria pesada. Había jornadas de 12 horas de trabajo y la gente seguía participando y venía de todos lados. Esto me hizo ver que cuando la gente tiene un elemento cohesivo que es importante para ellos, logran cosas maravillosas. Desde el punto de vista sociológico ese templo es una maravilla. Lo dijo una vez Samuel: el templo va a ser nuestro predicador más importante, porque va a atraer a la gente y la gente aquí será susceptible a que se adoctrine y va a crecer mucho la iglesia por razón del templo, y sí fue cierto”.
El templo tiene 80 metros de altura y su monumentalidad y verticalidad contrastan con la horizontalidad de la colonia que lo rodea, configurada de viviendas unifamiliares de pocos pisos y dimensiones pequeñas. En el templo caben 12 mil personas sentadas y la entrada principal tiene un atrio que se alarga por toda la calle; las fachadas que lo conforman están homologadas como escenografía urbana para invisibilizar los materiales de las viviendas que contrastan con la opulencia del templo.
El templo es una torre en forma de pirámide escalonada con placas multicolores que de noche se iluminan y forman un arcoiris cuya cúspide es una escultura de bronce realizada por Jorge de la Peña Bernal, que simula “la vara de Aarón”. Aarón, el fundador de La Luz del Mundo, tuvo experiencia militar en el ejército constitucionalista, y la organización y credo de la iglesia que fundó tiene una estructura muy vertical similar a la militar. En 1953, Aarón y su esposa Elisa Flores estaban en Guadalajara, Jalisco, ciudad que había sido uno de los centros importantes de la Guerra Cristera y que durante la década de los años 50 tenía una migración importante del campo a la ciudad. El gobierno de la ciudad le otorgó al líder 14 hectáreas al oriente de Guadalajara, donde construyeron una colonia para los seguidores del primer “apóstol”. Hoy la localidad tiene el nombre de “Hermosa Provincia”. Con el tiempo, la religión creó una comunidad fuerte que colaboraba entre sí para su prosperidad, no sólo espiritual, sino también material. De hecho, en un inicio, Aarón repartió las hectáreas entre los primeros “aaronitas” y esta donación fundacional de la tierra consolida una deuda simbólica y sumisión de las primeras familias que poblaron la Hermosa Provincia.
Según Iván San Martín, arquitecto especialista en arquitectura religiosa, en ese entonces se decidió que la colonia tuviera un diseño concéntrico parecido a una ciudadela militar que contrastara con la retícula tradicional ortogonal. El templo está en el centro de la colonia como torre de control de un modelo panóptico que controla la vida cotidiana y espiritual de las viviendas de tres mil familias.En la década de los años 80, la iglesia quería un templo más grande y monumental. Comisionaron la obra y después de un concurso eligieron el proyecto del arquitecto Leopoldo Fernández Font.
Fernández Font ha sido un arquitecto muy activo en la edificación y en la docencia. En 2015 publicó un libro que paradójicamente se titula La responsabilidad social del arquitecto, editado por la Universidad de Guadalajara; ahí, le dedica un subcapítulo al edificio, titulado “El proyecto para el templo sede mundial de la iglesia La Luz del Mundo”. Cuenta Fernández Font que: “El mismo Samuel Joaquín nos explicó que la iglesia estaba en el momento en que necesitaba un símbolo de identidad propia, que en ese lugar era necesario un gran edificio, y que además estuviera un poco más alto que la catedral de Guadalajara, pues en ese sitio se había iniciado esa iglesia […] El señor Samuel Joaquín nos dijo cuando nos despedíamos que él pensaba que el proyecto no sería difícil, pues el modelo a seguir era algo parecido al Partenón griego, un edificio que después de dos mil trescientos cincuenta años seguia siendo un modelo de belleza no superado y la gente lo sigue admirando. El partenón, modelo de permanencia en el tiempo, no seguía ninguna moda, era el prototipo de elegancia arquitectónica en el que podríamos inspirarnos” (74).
Según Fernández Font, fue muy difícil entender las aspiraciones, expectativas y necesidades, sin embargo, cuando los otros tres equipos, además del ganador (Alejandro Zohn, Félix Aceves y Javier Gómez Corona) presentaron sus respectivos proyectos 200 ministros de la iglesia hicieron una votación que se mantuvo secreta. Después, expusieron los proyectos para que votara la feligresía y el proyecto piramidal con los conoides parabólicos de colores fue el ganador. Les tomó dos años desarrollar el proyecto ejecutivo. Diseñaron una retícula de triángulos que formaron el manto de la cubierta sobre la cual se apoyaron los conoides parabólicos que caracterizan la obra. La construcción se hizo con ofrendas, donativos y con el trabajo no pagado de niños, mujeres y hombres que formaban parte de esa comunidad y que dieron su trabajo como ofrenda a su creencia. Asistieron hasta 1000 voluntarios a quienes se les ofrecía únicamente comida y hospedaje. Al preguntarle Fernández Font a uno de los ministros cuántos supervisores tenían para controlar al gentío, este le respondió: “Arquitecto, se ve que usted todavía no ha entendido nada. ¿Para qué queremos controlar a la gente si están haciendo este trabajo para la casa de Dios? Es por su compromiso con la Iglesia. ¡No tenemos supervisores de control de personal!”. (81) Al final, afirma, sí tuvieron discrepancias en el aspecto de los acabados y detalles finales.
La iglesia de La Luz del Mundo se jacta de tener más de 15 mil templos, unos más excéntricos que otros: en Alaska hay una réplica en menor escala del edificio de Guadalajara; en Tapachula el edificio simula un Taj Mahal con jardines y espejo de agua; el de Xalapa tiene cúpulas doradas de bulbo; el de Los Ángeles está inspirado en el Partenón; el de Tegucigalpa se asemeja a un Zigurat; y el edificio de Houston tiene similitudes al Vaticano. Algunos de ellos tienen en sus cúspides, con copias en menor tamaño, la escultura de la “Vara de Aarón”.
El edificio sede de esta religión se presenta como un despliegue más de la relación entre arquitectura, poder e ideología. Líderes y poderosos de todos los tiempos han depositado en proyectos arquitectónicos sus megalómanas intenciones de eternidad. Los muros de la arquitectura de los poderosos, desde Ishtar en Babilonia hasta la Welthauptstadt Germania, han desempeñado la función de ser predicadores inmortales que evidencian, generación tras generación, las creencias de determinado patriarca, con el objetivo de dejar testimonio del tamaño de su poderío y el nivel de servilismo que impusieron.
Cuando Samuel Joaquín le pidió a Fernández Font “algo como el Partenón”, lo que le estaba pidiendo era repetir un tipo de recinto que coincidiera con el imaginario de las formas arquitectónicas que se vinculan clásica y peligrosamente con “lo bueno, lo bello y lo verdadero”, porque este líder religioso supuso que las formas arquitectónicas exponen e imponen esas categorías a sus habitantes. En ambos documentales podemos ver, con asco, el despliegue de violencia traducido en las estructuras monumentales y verticales del templo.
En México, Naasón Joaquín García tiene abierta una investigación desde el 2019 y hasta hoy, las autoridades no han podido sancionar al todavía autoproclamado líder de la iglesia de La Luz del Mundo. Cientos de casos de abuso sexual siguen impunes y el edificio se mantiene en pie, aunque su decadencia es visible ya a simple vista.
Referencias
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