Gobierno situado: habitar
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10 febrero, 2016
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
¿Qué es la arquitectura? La pregunta puede que no le importe realmente a muchos que no sean arquitectos y acaso tampoco a todos. Probablemente a la mayoría tampoco le interese intentar responder una pregunta cercana, pero no idéntica: ¿qué es arquitectura? En principio, para responder la segunda pregunta habría que tener al menos algún indicio de la primera. Si quiero apuntar con el índice aquello que supongo sí es arquitectura: una casa, un templo, el edificio que contiene una biblioteca o un museo, y distinguirlo de aquello que no lo es: un automóvil, un vestido, un paraguas, deberé tener alguna noción de aquello que es la arquitectura —así, o con mayúscula: la Arquitectura, da igual. En su libro What is architecture, an Essay on Landscapes, Buildings and Machines, Paul Shepard introduce una tercera pregunta, similar pero de nuevo divergente: ¿cómo debe ser la arquitectura? A esta última pregunta respondemos diciendo que orgánica o funcional, honesta o duradera, simbólica o con vocación social. La clásica triada vitruviana, firmitas, utilitas, venustas, determina tres características con las que la arquitectura debe cumplir, así debe ser para ser buena arquitectura: resistente, útil y atractiva.
Para determinar lo que es la arquitectura, ¿necesitamos saber lo que es arquitectura o viceversa? Cuando Nikolaus Pevsner sentenció que los cobertizos para bicicletas eran construcciones, pero no arquitectura, ¿partió de una idea previa de lo que es la arquitectura? Y cuando Paul Shepard dice que las sombrillas son arquitectura o Sanford Kwinter que un altavoz también es arquitectura, ¿parten de un concepto de lo que es la arquitectura o lo construyen, poco a poco, a partir de distintos tipos de arquitectura?
Eugenio Trías nació en Barcelona el 31 de agosto de 1942 y murió en esa misma ciudad el 10 de febrero del 2013. Estudió filosofía y en 1976 entró como profesor de Estética a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. En 1991 publicó su libro La lógica del límite. El libro está dividido en dos sinfonías, la primera con sólo dos movimientos y la segunda con los cuatro tradicionales. En el preludio que antecede a las sinfonías, Trías cuenta que las ciudades romanas estaban rodeadas de un espacio que no era una frontera cerrada sino una zona que permitía tanto la defensa de la ciudad, el mundo civilizado, como la asimilación progresiva del afuera, el territorio de los bárbaros. Esa zona era el limes: “un espacio tenso y conflictivo de mediación y enlace.” Una delimitación que al mismo tiempo articula. Trías usa la idea del limes como metáfora para entender una razón que no se cierra sobre sí misma y que permite ampliar el universo del sentido.
La primera sinfonía es una estética: una estética del límite, es decir, una investigación de aquello que hace sensible ese proceso en el que aparece el sentido o, dicho de otro modo, en el que lo sentido llega a tener sentido. En el límite, Trías coloca a la música y la arquitectura, las artes —y aquí, en el sentido griego, habría que decir, también, las técnicas— que hacen posible que, respectivamente, el tiempo y el espacio tengan o hagan sentido. La arquitectura actúa entre el cuerpo y el ambiente y, más específicamente, sobre el cuerpo mismo. El diseño, dice, “es la forma posible que el cuerpo puede adoptar” y, por tanto, lo que la arquitectura y el urbanismo producen es “un genuino diseño del cuerpo y de sus modos específicos de ocupar e espacio en reposo o en movimiento.” Si el limes es aquello que, al mismo tiempo, separa y articula la ciudad —el mundo, propiamente— del más allá, el afuera, la arquitectura, como arte fronteriza o limítrofe, que es uno de los modos como la califica Trías, separa y articula, al mismo tiempo, nuestros cuerpos del más allá, del afuera.
Lo que hace Trías, entonces, es construir una idea o, más bien, una lógica —implícita en su estética— de lo que la arquitectura hace: permitir que el espacio tenga sentido a partir de determinar las posibilidades de un cuerpo, separándolo de su entorno al tiempo que dicha separación actúa como una articulación. Y construida la idea de la arquitectura, queda entonces pensar, en este caso, qué es arquitectura bajo esos términos: ¿el cobertizo, el paraguas, el altavoz?
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