Hugo González Jiménez (1957–2021)
Hugo González Jiménez nació en Guadalajara en 1957. Se inscribió en la Escuela de Arquitectura del Iteso hacia 1975 y [...]
10 junio, 2019
por Juan Palomar Verea
Hacia 1957, Luis Barragán proyectó el fraccionamiento Jardines del Bosque. Como ingreso norte, compuso una plaza-calzada que recibía a los habitantes y visitantes que llegaban al desarrollo por su principal acceso, la avenida de los Arcos, de norte a sur. Invitó a Matías Goeritz a coproyectar un motivo-hito de ingreso (única participación de Goeritz en Jardines del Bosque). De allí nació el Pájaro, cuyo color original, que ojalá recobre, fue el anaranjado. Pero la composición llegaba, por una ancha plaza-calzada dotada de un pavimento muy específico, hasta la avenida Niños Héroes, donde Barragán proyectó una gran fuente con vigorosos chorros de agua. (Últimamente se le hizo a tal fuente una anémica “restauración”.) Pero el esquema iba más allá, por la misma avenida de los Arcos hasta su cruce con la hoy avenida Mariano Otero. Se complementaba con el eje oriente-poniente de Niños Héroes, consistente en una alameda de jacarandas que hasta hoy subsiste.
Jardines del Bosque ha sido sumamente maltratado. El Pájaro tenía una larga cola hacia el oriente, que limitaba a un área verde de donación. La cola fue demolida, los terrenos de donación “donados” por las autoridades a particulares (ex colegio Franco-Mexicano, supermercado, etcétera). La iglesia del Calvario ha sido sucesivamente alterada y distorsionada. Todavía se puede restaurar. El vivero (también proyecto de LB) fue eliminado. El parque lineal de las Arboledas ha sido alterado, igual que el Parque de las Estrellas, en donde sin embargo se hizo, por el arquitecto Sergio Ortiz y su equipo, el rescate de la Capilla Abierta. El parque lineal del arroyo que corre paralelo a la vía del tren junto a la calle Atmósfera ha sido deforestado y parcialmente invadido por particulares. También se puede rescatar.
Barragán intentó conservar tantos árboles como podía de los existentes en la gigantera (eucaliptos) que duró más o menos de 1900 a 1957: el bosque de Santa Eduviges. La no conservación del bosque de manera integral fue un pecado original y en su tiempo denunciado. En fin. Las exigencias del banco que hizo el negocio determinaron dimensiones más chicas para los lotes, lo que mermó gravemente el propósito de guardar la mayor cantidad del arbolado. Los ingenieros Bonilla y Brambila, dibujantes de los planos, recuentan los largos esfuerzos que realizaron bajo las órdenes del arquitecto para salvar, en los trazos urbanos, la mayor parte posible de la masa forestal.
Total: un desarrollo moderno, con notable patrimonio arquitectónico además en muchas casas y construcciones, gravemente averiado, en espera de su rescate integral a cargo de vecinos y autoridades. Algo se puede rescatar de inmediato, con las voluntades adecuadas puestas de acuerdo: toda la composición del Pájaro, la calzada (en realidad una plaza sobre la que pueden convivir peatones y coches), y la fuente de Niños Héroes. ¿Cómo? Mediante la construcción de un paso a desnivel inferior para salvar la ahora muy peligrosa vía del tren. Éste sería de gálibo (altura de piso a techo) suficiente, únicamente, para coches y transportes ligeros. Camiones urbanos y de carga se desviarían a rutas alternas. La afectación vial, y los costos, serían mucho menores y por lo tanto posibles. De este modo se obtendría una estupenda plaza (en la que los artistas de Sector Reforma ya han trabajado) en donde los protagonistas únicos serían los peatones y habitantes, la vegetación, y el tren. Podría ser una muy notable contribución al patrimonio de Jardines del Bosque, y de la ciudad.
Se pintaría el Pájaro de su color original, se sembraría una especie de eucaliptos que no se caiga. Abundarían los arbustos. Se compondría el pavimento y la fuente, se arreglaría la imagen urbana, ocultando cableados y moderando en lo posible fealdades y estridencias. Habría más pájaros, niños, paseantes, visitantes nacionales y extranjeros, oxígeno y armonía. El Pájaro, originalmente, fue calculado por los ingenieros Petersen Biester. Según testimonio del ingeniero Yves Palomar, asociado local de Luis Barragán, el ala cruzaba toda la avenida de los Arcos, y por motivos diversos su tamaño fue reducido al actual. La nomenclatura de las calles y plazas, espléndida, se debe también al arquitecto.
La restauración y rescate de Jardines del Bosque y de su habitabilidad son más que posibles. Con voluntades adecuadas ese fraccionamiento puede ser un orgullo y un gran beneficio para propios y extraños.
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