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5 noviembre, 2018
por Brenda Soto
Inventario MMXVIII, Taller de Alberto Kalach, es el libro que acompaña la exposición homónima ubicada en el Jardín 17 de la Casa Barragán y que estará abierta al público hasta el 13 de diciembre. Esta publicación compila un gran acervo de maquetas realizadas durante más de 25 años de trabajo en el taller del arquitecto.
La elaboración de maquetas en el proceso proyectual es un hábito casi olvidado. La educación en la arquitectura es sumamente dependiente de la tecnología y cada vez más lejana al estudio del espacio a través de los procesos manuales. No se trata de una idea nostálgica y conservadora —pues quien escribe esto se formó bajo esas condiciones— ni de plantear que se deben suplantar los procedimientos actuales, que también son fundamentales en la práctica. Sin embargo, el uso de las maquetas paulatinamente se aleja de los procesos y recae en otros usos —ornamentales o comerciales, por ejemplo— aspirando siempre a cierta limpieza y perfección artificiales.
Partiendo de esta idea, si estos objetos son cada vez más ajenos a los procesos, resulta aún más complicado explicar toda la experiencia de un arquitecto o de un taller tan sólo a través de sus maquetas. No obstante, con esta premisa se realizaron la exposición y el catálogo que la acompaña. Más allá de trazar una trayectoria, el libro expone los múltiples vértices que conforman su trabajo: los caminos acertados, los redirigidos, los errados. Caminos o estrategias que fluctúan entre la solución lógica y la utopía, narrados a través de más de 160 maquetas, clasificadas por sus características tipológicas, estructurales, morfológicas y materiales.
Se exploran proyectos de escala urbana, como la terminal aérea propuesta para Texcoco; torres, como Reforma 27 o Constituyentes 41; estudios de cubiertas de distintas formas, tamaños y materiales; algunos proyectos prototípicos —vivienda colectiva— y otros que se resuelven a partir de un espacio contenedor único —como la Biblioteca Vasconcelos o el Teatro Total. Se exhiben a modo de repertorio de todas las variables halladas en torno a soluciones semejantes, apostando siempre por el conjunto y no por la excepción.
Así mismo, a través de textos de Juan Palomar, Pablo Goldin, Mario Ballesteros y Juan Carlos Cano, se analiza el significado de la maqueta en su cualidad objetual y fuera de ella. De acuerdo con los autores, la maqueta puede ser una herramienta, un motivo de inspiración o de diálogo y un vínculo indispensable entre la culminación del proyecto y su ejecución. Incluso donde el proyecto no llega a ejecutarse en la realidad, la maqueta funge como una compensación de aquello que no pudo existir y la evidencia tangible de una idea.
Este inventario, más allá de la acepción casi obligatoria que alude a un registro extenso, es una colección de las experiencias compartidas del taller, que permite tanto la identificación de quien ya conoce la obra como el aprendizaje de quien recién la descubre. Indistintamente de si son formas burdas o delicadas, realizables o absolutamente utópicas, la importancia de sus maquetas no yace en su perfección, sino en la ideas que representan. Son armas importantes en la reivindicación del trabajo manual en la construcción del conocimiento del espacio y un incentivo a la imaginación.
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