Gobierno situado: habitar
Un gobierno situado, un gobierno en el que quienes gobiernan se sitúan, que abierta y explícitamente declaran su posición y [...]
26 abril, 2014
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
El 24 de abril de 2014 murió Hans Hollein, poco después de haber cumplido 80 años. Pese a haber recibido el Pritzker —el Nobel de arquitectura, dice el lugar común— en 1985 —por su “sabiduría y gusto ecléctico que toma de las tradiciones del Nuevo Mundo y del Antiguo, según el acta del jurado—, tal vez ni la arquitectura ni las ideas de Hollein son muy conocidas por jóvenes arquitectos y estudiantes. Así pasa con los premios. Y aunque en el New York Times se dijo que sus edificios, “erigidos alrededor del mundo, estaban, por su diseño, fuera de cualquier categoría”, para quienes lo recuerdan es uno de los nombres fuertes de una época no tan lejana: el posmodernismo arquitectónico. La nota aparecida en la revista Metrópolis tras su muerte dice que era “una fuerza creativa con cabeza de hidra: artista, teórico, autor, diseñador de muebles, objetos de mesa,” y que todo eso lo consideraba arquitectura. Algo así como un vienés de finales del siglo XIX trabajando a finales del XX.
Entre toda esa producción de Hollein son notables sus collages y su manifiesto “Todo es arquitectura,” publicado en abril de 1968. En la Harvard Design Magazine Liane Lefaivre dice que “de todos los manifiestos arquitectónicos producidos en los años 60, es el más loco. Parte verbal, mayoritariamente pictórico, eran sólo unas 1000 palabras y reunía 90 imágenes”.
Como si fuera 2001 —la película de Kubrick también del 68—, el manifiesto de Hollein promete una arquitectura que no terminó por llegar del todo. Menos edificios y más efectos, podría ser un resumen de lo que proponía. Efectos especiales producidos por tecnologías, especialmente los medios de comunicación, e incluso mediante drogas psicotrópicas. Todo podía ser arquitectura y el pesado pasado de la construcción en piedra y madera o en acero y vidrio quedaría atrás.
Con todo y que muchos de los edificios posteriores del mismo Hollein, en los que la decoración y el ornamento no eran vistos como un delito, pueden probar que había cierta ingenuidad en su lectura del futuro que vendría — ¿en qué manifiesto no la hay?—, al releerlo hoy se pueden encontrar temas y preocupaciones que vuelven a estar en el centro de atención de muchos arquitectos. Algunos pensarán que el que esas ideas vuelvan como ideas mientras los edificios se siguen construyendo más o menos de la misma manera, en general y pese a los avances tecnológicos, demuestran su poca viabilidad. Aun si así fuera, vale la pena leer o releer ese manifiesto.
Las definiciones limitadas y tradicionales de la arquitectura y sus medios han perdido su validez. Hoy el ambiente entero es la meta de nuestras actividades —y todos los medios de su determinación: TV o aire acondicionado, transporte o ropa, telecomunicaciones o refugios. La extensión de la esfera humana y los medios de su determinación van mucho más allá de una declaración construida. Hoy todo se convierte en arquitectura. “Arquitectura” es sólo uno de sus muchos medios, sólo una posibilidad. El hombre crea condiciones artificiales. Eso es arquitectura. Física, Psíquicamente el hombre repite, transforma, expande su esfera física y psíquica. Determina el “ambiente” en el sentido más amplio. De acuerdo con sus necesidades y sus deseos usa los medios necesarios para satisfacer esos deseos y cumplir con sus sueños. Expande su cuerpo y su mente. Comunica.
La arquitectura es un medio de comunicación.
El hombre es al mismo tiempo un individuo centrado en sí mismo y parte de una comunidad. Eso determina su comportamiento. De un ser primitivo, se ha expandido continuamente gracias a medios que luego fueron expandidos ellos mismos. El hombre tiene un cerebro. Sus sentidos son la base de la percepción del mundo que nos rodea. Los medios para la definición y el establecimiento de un mundo (aun deseado) se basan en la extensión de esos sentidos. Esos son los medios de la arquitectura — arquitectura en el sentido más amplio.
Para ser específicos, podríamos formular lo siguientes papeles y definiciones del concepto “arquitectura”:
La arquitectura es cultual; una marca, un símbolo, un signo, una expresión.
La arquitectura es el control de la temperatura del cuerpo —un refugio protector.
La arquitectura es determinación —establecimiento— del espacio, del ambiente.
La arquitectura es condicionar un estado psicológico.
Por miles de años, la transformación y determinación artificial del mundo humano, así como la protección del tiempo y del clima, se logró mediante edificios. El edificio era la manifestación y expresión esencial del hombre. El edificio se entendía como la creación tridimensional de una imagen necesaria como definición espacial, concha protectora, mecanismo e instrumento, medio psíquico y símbolo. El desarrollo del a ciencia y la tecnología, así como los cambios en la sociedad y sus necesidades y demandas, nos han confrontado con realidades muy diferentes. Emergen otros, nuevos medios de determinación ambiental.
Más allá de las mejoras técnicas en los principios usuales y en los desarrollos físicos de los “materiales de construcción” mediante nuevos materiales y métodos, medios intangibles para la determinación espacial también se desarrollarán. Muchas tareas y problemas se continuarán resolviendo de la manera tradicional, mediante la construcción, mediante “arquitectura”. Pero, ¿para muchas preguntas la respuesta sigue siendo “arquitectura” como se entendía o hay mejores medios disponibles?
Los arquitectos deben aprender al respecto del desarrollo de la estrategia militar. Si esa ciencia se hubiera sometido a la misma inercia que la arquitectura y sus consumidores, aún construiríamos fuertes y torres. En cambio, la planeación militar ha dejado atrás su conexión con la construcción para hacerse de nuevas posibilidades para satisfacer las demandas que se le plantean.
Obviamente a nadie se le ocurre construir canales de desagüe rodeados de muros o erigir instrumentos astronómicos de piedra (Jaipur). Los nuevos medios de comunicación como el teléfono, la radio, la televisión, son mucho más importantes. Hoy un museo o una escuela pueden remplazarse con un televisor. Los arquitectos deben dejar de pensar en términos de edificios.
Hay un cambio en la importancia de “significado” y “efecto.” La arquitectura afecta. La manera como tomo posesión de un objeto, como lo uso, se vuelve importante. Un edificio puede volverse pura información —su mensaje puede ser experimentado por los medios (prensa, televisión, etc). De hecho, prácticamente no importa si, por ejemplo, la Acrópolis o las pirámides existen físicamente, ya que la mayoría las conoce gracias a otros medios y no por la experiencia de ellas mismas. De hecho, su importancia —el papel que juegan— se basa en ese efecto de información.
Por tanto el edificio puede simplemente simularse.
Un primer ejemplo de la extensión de los edificios gracias a los medios de comunicación es la cabina de teléfonos —un edificio de tamaño mínimo que se extiende a dimensiones globales. Ambientes de ese tipo, más relacionados al cuerpo humano e incluso más concentrado en la forma son, por ejemplo, los cascos de los pilotos de jets que, mediante telecomunicaciones, expanden sus sentidos y acercan grandes areas en relación directa con ellos. Hacia una síntesis y hacia una formulación extrema de la arquitectura contemporánea nos llevan las cápsulas y los trajes espaciales. Ahí un traje es una “casa” —mucho más perfecto que cualquier edificio— con un control completo de las funciones corporales y una provisión de alimento y disposición de desechos, junto con la máxima movilidad.
Esas posibilidades físicas llevadas a su desarrollo extremo nos hacen pensar en las posibilidades psíquicas de la determinación del ambiente. Tras eliminar la necesidad de cualquier tipo de refugio físico, una nueva libertad se puede sentir. El hombre será finalmente el centro de la creación de un ambiente individual.
La extensión de los medios de la arquitectura más allá de la pura tectónica del edificio y sus derivados llevó a experimentos con nuevas estructuras y materiales, especialmente en la construcción de los ferrocarriles. La demanda de cambiar y transportar nuestro “ambiente” tan rápido y fácilmente como fuera posible obligó a una rápida consideración de una amplia gama de materiales y posibilidades —de medios que habían sido en otros campos por años. Por eso ahora tenemos arquitectura “cosida” y arquitectura “inflada”. Sin embargo esos siguen siendo medios materiales, “materiales de construcción”.
Se ha experimentado poco en el uso de medios no materiales (como la luz, la temperatura o el olor) para determinar un ambiente o un espacio. Como el uso de medio s que existen en otras áreas de aplicación, podría el uso del laser (hologramas) llevar a determinaciones y experiencias totalmente nuevas. Finalmente, el uso apropiado de químicos y drogas para controlar la temperatura del cuerpo y las funciones del cuerpo así como para crear ambientes artificiales apenas inicia. Los arquitectos han comenzado a dejar de pensar en términos de edificios.
La arquitectura construida y física, liberada de las limitaciones tecnológicas del pasado, trabajará de manera más intensa las cualidades espaciales así como las psicológicas. El proceso de “erigir” tendrá un nuevo significado, los espacios tendrán conscientemente más propiedades hápticas, ópticas y acústicas y contendrán efectos de información al mismo tiempo que expresaran directamente necesidades emocionales.
La verdadera arquitectura de nuestra época deberá redefinirse y expandir sus medios. Muchas áreas fuera de la construcción tradicional entrarán en la arquitectura así como la arquitectura y los “arquitectos” deberán ocupar nuevos campos.
Todos son arquitectos. Todo es arquitectura.
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