Un vacío entre muros y techos
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17 septiembre, 2015
por Pablo Martínez Zárate | Instagram: pablosforo
Volar es lo que más le gusta a Kacper Kowalski. Para poder hacerlo, el polaco de 38 años toma fotografías. Y vaya qué fotografías. Adicionalmente a su ojo bien entrenado como arquitecto, ha desarrollado soluciones tecnológicas para lograr las mejores capturas desde el aire, con un ángulo “puramente cenital”.
Desde hace varios años, Kowalski sobrevuela su natal Polonia movido por una inquietud latente. Este 2015 fue reconocido por el World Press Photo (por tercera ocasión) con su trabajo de largo plazo titulado Side Effects o Efectos Secundarios. Su fotografía aérea podría catalogarse como una geometría de la destrucción: a partir de su composición equilibrada, rastrea los efectos desequilibrados de la acción humana sobre el planeta.
En su página [kacperkowalski.pl] fragmenta la serie premiada por WPP15 en distintas galerías virtuales. Una de ellas se titula Belleza Tóxica (Toxic Beauty). La idea de una belleza tóxica es poderosa puesto que sitúa la lupa sobre la sensibilidad contemporánea. Nos invita a reflexionar en torno a las maneras en que la evolución tecnocientífica y el sistema económico que la solapa han incidido sobre nuestros modos de satisfacción estética. Más aún, su “geometría destructiva”, potenciada por su inexorable instrucción arquitectónica, es un apunte agudo no nada más sobre las formas normalizadas de la devastación natural, sino además sobre las sensibilidades que brotan de este régimen de la explotación.
Las fotografías de Kowalski parecen convocarnos desde otro mundo. Más precisamente: desde otra mirada —una mirada suprahumana—. Por milenios los humanos han soñado con volar. Hoy que lo hemos logrado (artificialmente), lo que adquirimos es un punto de vista semi-divino. Una perspectiva que engaña con separarse de la mundanidad para devolver la mirada sobre la actualidad que nos define.
En este sentido, los ángulos cenitales de Kowalski son mucho más incisivos que la perspectiva lateral que un pasajero cualquiera tiene desde la ventana en un vuelo comercial. La de Kacper Kowalski es la perspectiva ilusoria no del cuerpo de acero de un avión sobre el que uno vuela, sino del cuerpo mismo que vuela directamente sobre el terreno, sin intermediario (el mismo Kowalski desarticula esta ilusión en aquellas imágenes donde retrata la sombra del avión, proyectada sobre el terreno). El encantador extrañamiento que Kowalksi logra infundir con sus fotografías, revestidas por un velo de onirismo, puede interpretarse como una advertencia para la sociedad. Como si a través de sus ojos hablaran lo dioses de todas las civilizaciones: contemplen con detenimiento los efectos de su acción sobre el planeta, este planeta que es su casa y del que no pueden escapar.
* Sus fotos pueden verse en la exposición de World Press Photo, en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México, hasta el 27 de septiembre de 2015.
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