“Gego nos recuerda que lo sólido puede descubrirse de la fragilidad.
Gego no le mendiga una presencia a la arquitectura.
Es su memento mori, que anuncia el símbolo de la enfermedad.
La enfermedad del mundo.
Gego trasciende el debate de la cara que debía tener la modernidad.
Puesta en escena de una esperanza sofisticada.
Las veces que el progreso habrá de traicionarnos.“

Jesús Torrivilla

Gego (Gertrud Louise Goldschmidt) nace en Hamburgo en 1912, se forma como arquitecta en Stuttgart y hacia 1938 es la última de su familia en huir de la Alemania nazi para llegar en completa soledad a Caracas. Una ciudad donde comienza una nueva vida, desde cero, y donde conoce la modernidad latinoamericana. Durante varios años trabaja en diversas oficinas de la ciudad y abre un taller de muebles. Gego llega a un país donde el boom petrolero, el arte y la arquitectura moderna la impulsan a formar parte del movimiento de integración plástica en auge de aquellos años, lo que llamaría Carlos Raúl Villanueva “la síntesis de las artes”.

En su primeros trabajos inicia experimentando, sin miedo, ante los grandes exponentes del momento y hace sus ensayos de líneas paralelas. En 1959 recibe el reconocimiento internacional de su trabajo al exponer una de sus obras en el MoMA, donde esas líneas tejidas forman dibujos tridimensionales. Algunas personas comentan que el entorno tropical de Venezuela fue una de sus principales influencias para generar tantas redes reticulares en su obra.

Hacia 1969, llegan sus grandes obras, las reticularias. Donde múltiples nodos se unen generando miles de vistas en un espacio íntimo y al mismo tiempo expansivo. Una forma de medir el infinito, y por ello, es que surge el nombre de su actual exposición monográfica en el Museo Jumex (19 octubre del 2022 hasta el 5 de febrero de 2023). El año 1977 marca un momento importante con una gran exposición individual en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas.

Otro aspecto importante de la obra de Gego fueron las comisiones públicas en los ambiciosos complejos arquitectónicos que vieron nacer esos años de progreso, donde la integración plástica (en lenguaje mexicano) o mejor dicho la síntesis de las artes (en venezolano) era la práctica dominante entre la constante colaboración de LOS artistas y LOS arquitectos. A diferencia de sus contemporáneos como Carlos Cruz-Diez o Jesus Rafael Soto, Gego, mediante la abstracción, destruye lo sólido en un ejercicio de ligereza.

Ella es quien pone en escena la dialéctica formal del malestar, quien pone en el horizonte la utopía de la modernidad como una pérdida, como una utopía negativa que es discontinua en el tejido social de Venezuela, que se revela desde la forma con su expresión estética. Ella representa, sin ninguna duda, la emoción que toca el metal, una resistente fragilidad, convirtiendo el horror en asombro.