Inflexiones: convertirse en lo que aún está por ser
La edición 2024 de la Conferencia Internacional de Arquitectura tuvo su eje en las inflexiones que aún están por ser: [...]
🎄📚¡Adquiere tus libros favoritos antes del 19 de noviembre! 🎅📖
14 octubre, 2013
por Andrea Griborio | Twitter: andrea_griborio | Instagram: andremonida
Las once zonas metropolitanas que sobrepasan en México el millón de habitantes poseen características similares en sus bordes, sin embargo la condición de la compleja frontera urbana que se desarrolla entre México y Estados Unidos es la muestra de una expresión genuina de la complejidad de un territorio encontrado. Conocido como “la puerta de México” y con su lema “aquí empieza la patria”, la población Tijuana-San Diego es el portal con la inmigración más intensa entre estos dos países y su frontera la de mayor número de cruces diarios en el mundo. Alrededor de 60 millones de personas la cruzan anualmente, llevando de un lado a otro productos, servicios, y condiciones que la constituyen en la gran amalgama cultural que hoy representa. La frontera que se tiene en Tijuana no es solamente la que se conoce con Estados Unidos, es también la que actualmente se tiene entre Asia y México, gracias a sus particulares dinámicas de negociación internacional, donde la diversidad es el principal ingrediente del lugar. En Tijuana, los límites comienzan a verse como oportunidades creativas. Las iniciativas que desde la sociedad civil organizada y en alianza con las principales instituciones se han llevado a cabo ponen en evidencia cómo a partir de propuestas responsables de la comunidad se han recuperado los espacios públicos y se ha logrado calmar la violencia de la zona. Cada proyecto inserto en Tijuana entiende que es a partir del diálogo y la respuesta coherente a las necesidades ciudadanas que se puede contribuir al cambio positivo de las complejas zonas de bordes urbanos y encontrar así nuevas y mejores formas de habitar el territorio.
De acuerdo con un reporte de mayo de 2013 de la GSA, cada año cruzan por la garita de Tijuana-San Ysidro 13,672,329 automóviles —el doble de los que circulan en la ciudad de Sao Paulo y cuatro veces los del DF—, mientras que el número de pasajeros que se trasladan en dichas unidades ascienden a 34,180,000 personas —casi el total de la población de Canadá—, demorando alrededor de 45 minutos en el cruce, según un estudio del Consejo Coordinador Empresarial de Tijuana. A su vez, los cruces peatonales anuales ascienden a 9,000,000 de personas. Esta condición le otorga a la zona un carácter efervescente, habitado constantemente por diversos tipos de población, aquellos que cruzan, los que quieren cruzar y los que no logran hacerlo, un conglomerado de personas que terminan ocupando de manera casi permanente el lugar, en un estado de espera indefinida, sin que el estado logre solucionar una situación migratoria imprecisa ni garantizar las condiciones mínimas de seguridad y resguardo que la zona requiere. Sin embargo, “la continua presencia de ambos fenómenos: migración y turismo, le dan permanencia única e inédita al cruce de la frontera más concurrida del mundo”. Es por esto que se busca el desarrollo de un umbral como señal de cambio de condiciones, como límite y luz —ambas ideas asociadas al origen etimológico de ésta palabra. El umbral de las Américas fue el tema del pasado programa de #LaHoraArquine con Rául Cárdenas, fundador de Torolab y jurado del Concurso Arquine No.16, que ser, a un mismo tiempo, lugar de estar y de paso, morada para el migrante sin importar su condición: si va de salida, de entrada o está en espera; referencia para el turista que explora este espacio cargado de señales contradictorias y apoyo para el residente, tanto del lado México como de los Estados Unidos.
La edición 2024 de la Conferencia Internacional de Arquitectura tuvo su eje en las inflexiones que aún están por ser: [...]
La gran lección de PREVI (Proyecto Experimental de Vivienda) de Lima, es que ve a la vivienda no sólo como [...]