Te has sentado a la mesa de mi ciudad, te has deslizado acomodándote en la banca frente a mí, recogiendo tu cabello y desabrochando tu chamarra. Tus manos descansan sobre la superficie de la mesa y mientras pasas tus dedos sobre el contorno de la misma, tu mirada rebota en la mirada de los demás ahí sentados.
abril 2016