Señales invisibles
¿Qué significa un rombo amarillo con un peatón al centro? ¿Qué significa una casita amarilla con dos peatones escolares al [...]
18 agosto, 2015
por Roberto Remes Tello de Meneses | Twitter: goberremes
Cuando supe de la propuesta de hacerle un espacio público elevado a avenida Chapultepec, yo llevaba varias semanas imaginando distintas alternativas de movilidad que fueran congruentes con una sección de 57.3 metros casi sin peatones.
Tal vez no haya otra vialidad en el país que movilice más gente que Chapultepec. Entre los metros Balderas y Chapultepec se concentra la mayor parte de la demanda de la Línea 1 del metro. Si esta línea transporta poco más de un millón de usuarios, Chapultepec mueve en su sótano casi el millón. A esto debemos sumar los usuarios en auto y transporte de superficie, algo así como 100 mil usuarios.
La sección de 57.3 metros resulta un tanto rígida con esos números: no podemos dejar 6 metros de vialidad por sentido para contar con un gran paseo central de 35 metros de ancho, donde además debemos hacer que llegue la gente, pues hoy no está en el corredor. No podemos ignorar que la vía reclama ciertos servicios de transporte que bien pudieran ser atendidos por Metrobús. Dos banquetas de casi 20 metros de ancho podrían ser la solución, pero la complejidad para atender las maniobras de vehículos, con esas dimensiones de banqueta, no es menor.
Por otro lado, la ciudad no debe mantener el abandono de Chapultepec, cuando a pocos metros de ella se vive un boom económico e inmobiliario. Chapultepec representa oportunidades económicas para la ciudad. La discusión pertinente es con qué mecanismos se detonan estas oportunidades para democratizar sus beneficios.
Bajo el enfoque de espacio público, la propuesta del Corredor Cultural Chapultepec es matemática. 9 mil metros cuadrados de banqueta se convierten en aproximadamente 62 mil en 1.3 kilómetros lineales; es decir, “ganamos” aproximadamente 45 metros en promedio por cada metro lineal de sección. Generoso, sin duda. Pero la pregunta es ¿ganamos para qué, quiénes lo usarán, cómo llegarán?
Uno de los argumentos a favor de la ubicación de este parque lineal es que la colonia Juárez no tiene parques públicos. Es una verdad, hasta cierto punto, pero una mala interpretación de la realidad: ¡tienen Paseo de la Reforma! Claro, Paseo de la Reforma no tiene juegos infantiles, gimnasio público o gimnasio para adultos mayores y personas con discapacidad, algo que sin embargo se puede poner en cualquier rincón, como de hecho ocurre en la calle peatonal Bruselas, en la propia Juárez.
Las imágenes del segundo piso son desde luego atractivas, pero no harían mucha diferencia los rénderes de una carpeta de venta de un desarrollo inmobiliario. Pongamos que una inmobiliaria compra 20 hectáreas y las urbaniza con un parque elevado al centro, sus estacionamientos y vías de acceso por debajo. Estamos viendo los promocionales de Parques Chapultepec o de Nuevo Reforma por adelantado.
Me pregunto qué otras opciones tendríamos para mejorar este espacio. Todas, sin duda, pasan por la reducción de carriles. Hoy tenemos 6 carriles por sentido. Lo más que podría aceptar son 3 de auto por lado más carril de metrobús. Lo ideal 2 de auto y uno de autobús. Lo audaz, sacar a los autos de Chapultepec cerrando los túneles.
Chapultepec es una avenida de paso, en la medida que la ciudad construya otras rutas sustitutas, lo usuarios en automóvil dejarán de usar Chapultepec como atajo. Por ejemplo, Niza sólo funciona de salida ¿y si fuera de dos sentidos como antes de los ejes viales? La lógica de avenidas unidireccionales (Niza – Orizaba, Monterrey – Florencia, Sevilla – Salamanca, Sonora – Lieja) condenó a Chapultepec al abandono. Una revisión del rol que ocupan estas vías y las rutas de los automovilistas para llegar a destinos como Polanco, podría quitar coches de la zona.
La saturación de la línea 1 del metro, si bien será mejorada en los próximos años, nos marca la necesidad de aprovechar el potencial que ofrece Chapultepec para conectar a la población sobre todo con los puntos de empleo en la zona central. Es decir, un corredor de Metrobús, al menos como el de Insurgentes, podría transportar decenas de miles de usuarios al día: 60 autobuses de 160 pasajeros por hora significan un potencial de 200 mil pasajeros al día. En realidad estamos ante una de las pocas vialidades que podría operar el Metrobús con rebases desde Pantitlán hasta Chapultepec, lo que multiplica su oferta, quizá hasta los 500 mil pasajeros al día si así lo determina la demanda.
Se me ocurre una opción más en Chapultepec, la que más entusiasma, de hecho: vivienda al centro. En realidad no sólo vivienda. Dividamos Chapultepec en dos, una calle de 3 carriles viaja hacia el oriente, la otra al poniente. En medio una manzana de 26 metros de ancho, 8 de banquetas, 18 de usos en Planta Baja y 3 niveles, hagamos toda la cimentación fuera del cajón del metro.
Lo que nos queda de esta opción es un espacio comercial en la planta baja, talleres artísticos, terrazas, pasillos, departamentos en renta desde 35 metros hasta lofts de más de 100 metros … pero sobre todo nos da un acercamiento entre las cuadras. El elevado Chapultepec acorta la distancia entre la Glorieta de Insurgentes y el Bosque de Chapultepec, ese sería su mayor atractivo, pero más bien aleja a la Roma de la Juárez, aunque digan lo contrario; las cuadras centrales, respetando la del acueducto como plaza, nos unen Juárez y Roma.
En realidad no estoy sentado en ninguna de mis dos propuestas, Metrobús con rebase o Cuadra central, ni tampoco desecho del todo la idea de un Parque Elevado, que sin embargo no me entusiasma.
La reflexión sobre este espacio todavía está en bruto y forma una página abierta, no una decisión ya tomada que sólo nos sentemos a observar. Celebro que ProCDMX, Simón Levy y su equipo hablen de Avenida Chapultepec, que discutamos sobre este espacio; no así, que me digan que es una maravilla con beneficios tan indiscutibles que la obra deba empezar de inmediato, y que no comprendan por qué no me convencen (ni por qué no me tienen que convencer).
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