Adquiere tu Guía Abraham Zabludovsky ✨📚

Columnas

El debate sobre el Corredor Cultural Chapultepec: la mesa sigue puesta

El debate sobre el Corredor Cultural Chapultepec: la mesa sigue puesta

19 agosto, 2015
por Arquine

Desde hace un par de semanas, tanto Horizontal como Arquine, acordamos con Simón Levy, director de ProCDMX, realizar hoy, miércoles 19 de agosto, una mesa de discusión sobre el proyecto del Corredor Cultural Chapultepec que ayer se presentó ya de manera oficial. El proyecto ha sido criticado por varias razones, más allá de la propuesta arquitectónica.

Primero, por el modo en que se gestionó, cumpliendo quizás las formas y plazos que establece la ley pero de una manera que, para un proyecto de esa envergadura y sus posibles efectos en la ciudad, parecen poco adecuados. Una declaratoria poco clara, una convocatoria a presentar propuestas a inversionistas que se resuelve, entre invitación y fallo, en tan sólo 51 días, la sospechas de conflicto de interés (presentadas ayer por Alberto Aguirre en El Economista) y, sobre todo, la poca transparencia en la toma de decisiones: pese a que se habla de la participación de un “Consejo rector de parques lineales” conformado ex profeso para este proyecto, varios de sus miembros se unieron a tal consejo un par de días antes del anuncio del proyecto y alguno desapareció entre la primera lista anunciada y la actual, acaso por no conocer o estar de acuerdo con lo que se propone; pese a que se anuncia una “consulta” pública ésta se limita a diez días en que los vecinos podrán “enriquecer” un proyecto ya decidido; pese a que se anuncian también concursos de arquitectura, se limitan a elementos insignificantes dentro del “proyecto conceptual” y el Colegio de Arquitectos de la ciudad de México no fue consultado para asesorar en su organización, aun pendiente.

En segundo lugar, hay cuestionamientos al modelo de inversión que se propone: una concesión de espacio público —la calle, no un terreno de propiedad pública— a un particular bajo un esquema en el que la ganancia de la ciudad es mínima —aunque retóricamente se aduce que el proyecto mismo, cuya necesidad no resulta evidente, ya es una ganancia.

Tercero, y quizás lo más importante, por la idea de ciudad y de lo público que el proyecto supone. Aunque la necesidad de plantear modelos de coinversión entre la iniciativa privada y el estado en distintos proyectos pueda parecer incontestable, sus efectos en el espacio público deben estudiarse con atención. Más cuando esa inversión apunta a una zona de la ciudad, la avenida Chapultepec, donde la presión inmobiliaria es evidente y no a otras, muchas, donde hay necesidades más urgentes de resolver.

Decir que la calle es de todos puede ser un lugar común, pero el espacio abierto en un centro comercial, por más amplio y bien diseñado que esté, es un espacio con dueño. Desde la accesibilidad hasta la libre manifestación en todos sus aspectos —vestirse, moverse, comportarse como uno quiera— debe ser garantizada en un espacio público concesionado a un particular. El negocio no debe tener preponderancia sobre la creación de espacios públicos accesibles e incluyentes en la ciudad.

El hecho de que se busque transformar una zona degradada físicamente en un “destino” para atraer otro público puede implicar el rechazo a quienes ya usan ese espacio y que, parece, no merecen una mejora sustancial de la calle, aunque fuera menos costosa.

En último lugar esta, por supuesto, el tema de la arquitectura. La corrida financiera de un inversionista y la concesión del uso de un espacio público no debiera implicar el privilegio de seleccionar proyectos de manera poco transparente, en pláticas de café o acuerdos de oficina. Sabemos que los buenos concursos, bien planteados y organizados, pueden generar proyectos de calidad.

La manera de tomar decisiones y hacer público lo que atañe a lo público es una decisión política fundamental. Más para un gobierno cuyo lema de campaña fue decidamos juntos. La transparencia no es una concesión a los ciudadanos sino una obligación de los funcionarios y administradores públicos. La discusión abierta, plural y amplia, debiera ser ineludible. Tras la presentación del proyecto del Corredor Cultural a puerta cerrada, hoy Simón Levy nos avisó que no podrá presentarse al debate anunciado.

(nota agregada a las 15:00)

Simón Levy nos ha confirmado hoy que asistirá al debate el próximo miércoles 26 de agosto, acompañado por los arquitectos del proyecto. Los esperamos pues para que en esta nueva fecha el proyecto del Corredor Cultural Chapultepec pueda discutirse ampliamente y las distintas opiniones al respecto sean valoradas y tomadas en cuenta.

A quienes habían confirmado su asistencia, les pedimos confirmar de nuevo para la próxima semana, pero también les avisamos que la reunión de hoy en las oficinas de Arquine se mantiene como una mesa abierta para debatir este proyecto. La mesa sigue puesta.

ARTÍCULOS RELACIONADOS