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Columnas

El cumpleaños del paraíso

El cumpleaños del paraíso

27 abril, 2014
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria

La Fundación Maeght cumple 50 años con la exposición sobre su autor, Josep Lluís Sert. Cuando André Malraux, siendo Ministro de Cultura, la inauguró en 1964 dijo que “no es un palacio, tampoco un lugar de decoración, ni tan solo es un museo. Es una cosa para la historia del espiritu”. Ciertamente algo tiene de templo y mucho de paraiso. Se trata de un conjunto de edificios sutilmente acomodados entre las colinas y los pinos de la Costa Azul, que destilan armonía entre lo construido y el paisaje, entre el arte y la arquitectura. Tras un viaje a los Estados Unidos, en que los galeristas Aimé y Marguerite Maeght quedaron impresionados por las fundaciones privadas que impulsaban la creación artística, decidieron llevar a cabo este proyecto único en Europa. El conjunto de los edificios y parques fue concebido en 1964 por el arquitecto Josep Lluís Sert (Barcelona 1902-1983) por recomendación del amigo común Joan Miró. La capacidad de convocatoria de los Maeght, que eran el referente más importante de Francia en los años sesenta, convirtió este idílico centro de arte en un lugar de encuentro para Miró, Calder, Braque, Chagall, Le Corbusier, Léger, Giacometti y Chillida. Con los años la Fundación de Saint-Paul de Vence fue abriéndose a otras artes y derivó en un santuario del jazz, la poesia y la danza: ahí bailó Merce Cunningham, tocaron Rostopóvich y John Cage, cantó Ella Fitzgerald y pasaron sus dias más felices Sert, Calder y Miró. La escultura es quizá el principal protagonista y la arquitectura su soporte activo y dialogante. En el patio central pasean las figuras carbonizadas de Alberto Giacometti, en los jardines de extiende el laberinto de Joan Miró, los murales de mosaico los diseñó Marc Chagall, el estanque de peces y la vidriera son de George Braque, impregnando las salas de exposición, las terrazas, los patios o la biblioteca de todo el sabor de una época. Unos espacios diseñados con mesura, una arquitectura de concreto y tabique aparente, de parteluces y pisos cerámicos, que envejecen de maravilla.

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Josep Lluís Sert es uno de los referentes más sólidos de la arquitectura moderna del pasado siglo. Fascinado por Le Corbusier desde sus años de estudiante en Barcelona en los que asistía a clase acompañado por su chofer, decidió transladarse en 1926 a París para trabajar con el maestro franco-suizo. De regreso a su ciudad natal fue uno de los fundadores del GATCPAC (Grupo de Arquitectos Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea, antecesor del GATEPAC español, con el que participaría en los CIAM a partir de 1930) y autor del pabellón de España para la Exposición Universal de París en 1937. Aquel pabellón rectangular y desmontable donde la República Española enseñó al mundo el Guernica de Picasso -junto con un mural de Miró, la fuente de Mercurio de Calder y la Montserrat de Julio González- y fue la última expresión de la arquitectura republicana en plena guerra civil. Sert abandonó España en 1939 con destino a Cuba antes de instalarse en Harvard, donde fue, por dieciseis años, Decano de Arquitectura. Realizó muchos proyectos urbanísticos en Latinoamérica, a veces para dictadores, convencido que los regímenes totalitarios pasarían y la obra quedaría. Pasó por México tratando de armar (sin éxito) un grupo local que participara en los CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna) y desarrolló los planes rectores para ciudades como La Habana y Bogotá. Este arquitecto nómada y bajito fue el mejor embajador de Le Corbusier en América, y supo evolucionar hacia una arquitectura de corte regional y social.

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La exposición incluye planos, dibujos, cartas, fotografías y videos de su obra europea vinculada al mundo del arte. Así pues, desde la maqueta y los planos de la misma fundación Maeght hasta el estudio que le hizo a Joan Miró en Palma de Mallorca (ampliado posteriormente por Rafael Moneo), pasando por los proyectos que realizó a sus amigos artistas, como la casa-estudio para Braque y la casa de Chagall en Vence, la de Zao Wou-Ki en Punta Martinet, Ibiza, la escuela de Bellas Artes en Besançon y la Fundació Miró de Barcelona. Esta última obra culmina todo un proceso en el que la luz cenital resbala de los lucernarios curvos, las salas se abren a los patios, y los muros son de concreto aparente y de materiales del lugar, para conformar un repertorio mediterráneo, tanto formal como tipológico, en el que la escala humana siempre está presente.

Pocas obras llegan tan pletóricas a los cincuenta años y pocos autores han sabido crear espacios magistrales desde la mesura, la armonia y la proporción como Sert. Feliz cumpleaños.

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