Sobre Antonin Raymond y su paso por México
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10 octubre, 2013
por Juan Manuel Heredia | Twitter: guk_camello
El espíritu pedagógico y emancipador de la modernidad tuvo una expresión literal en las escuelas, instituciones al mismo tiempo disciplinares y liberadoras. Las primeras décadas del siglo pasado atestiguaron el surgimiento de importantes ejemplos de arquitectura escolar, especialmente de escuelas primarias, entre las que destacan las escuelas al aire libre de Johannes Duiker en Ámsterdam, de Ernst May en Francfort y de Richard Neutra en Los Ángeles. Curiosamente Le Corbusier, para quien la palabra Écolepodía significar todo lo contrario de la arquitectura moderna, jamás realizó una escuela para niños de edad intermedia. En sintonía con su espíritu de tabula rasa, las únicas escuelas construidas por él fueron las guarderías en lo alto de sus Unité d’Habitation. Fue sin embargo un ex-colaborador y discípulo suyo, Alfred Roth, quien recopiló en un libro clásico, Das Neue Schulhaus, las escuelas canónicas de la modernidad arquitectónica.[1]
El libro de Roth no incluyó dos ejemplos pioneros de arquitectura escolar. Uno de ellos fueron las escuelas de Juan O’Gorman en México. Roth estuvo casi seguramente al tanto de ellas, pero probablemente no llegó a apreciarlas o a comprenderlas debido a su poca familiaridad con el contexto mexicano.[2] La otra omisión fue Grecia, país en el que existió un programa de construcción escolar similar al de México y que, aunque conocido por Roth de primera mano, fue quizás descartado por razones análogas. En este caso la omisión fue aún mas grave debido al alcance y organización de la empresa y al número y calidad de los edificios realizados.
Entre 1930 y 1933 el gobierno modernizador de Eleftherios Venizelos se dio a la tarea de construir cerca de tres mil escuelas primarias y secundarias a lo largo y ancho del territorio griego. A pesar de que solo se construyó una fracción de ellas (cerca de cien) estos edificios representan el más ambicioso esfuerzo hecho por arquitectos, instituciones y comunidades hasta esa fecha de dotar a la población infantil de un país de espacios educativos conforme a los lineamientos de la arquitectura moderna.[3] A diferencia de la escuelas de O’Gorman, las escuelas griegas fueron concebidas no por uno, sino por un grupo de arquitectos trabajando individualmente pero de forma coordinada (como años después lo harían los arquitectos del CAPFCE). Las principales figuras de aquel equipo fueron un par de arquitectos hoy casi olvidados por la historiografía: Patroklos Karantinos y Nikos Mitsakis. Junto a ellos trabajaban un nutrido grupo de arquitectos de avanzada entre los que se encontraba un ya experimentado Dimitris Pikionis, quien más tarde se convertiría en un personaje de ruptura con el radicalismo moderno, como lo fueron Luis Barragán o el mismo O’Gorman en México.
A pesar de la diversidad de las soluciones, las escuelas se ajustaban a una tipología básica que consistía en un cuerpo principal de aulas, un patio de recreo y un pórtico sombreado. El cuerpo principal se organizaba en dos pisos y contenía un amplio vestíbulo con una escalera claustral. Algunas de las aulas estaban separadas por paneles plegables de dudosa calidad acústica, pero que lograban espacios de reunión de mayores dimensiones. El patio estaba delimitado por un lado por el volumen de aulas, y por otro por la terraza porticada que se usaba como gimnasio y que rememoraba las Estoas de la antigüedad clásica. En ocasiones las azoteas se usaban también como patios siguiendo el principio lecorbusierano de la terraza jardín y reinterpretando una antigua tradición vernácula. Esta tipología variaba según las condiciones topográficas y muchas veces lograba enmarcar aspectos verdaderamente memorables del paisaje urbano o natural. A pesar de cierta severidad en los esquemas, fue precisamente la variación dentro de la identidad –para parafrasear a Martí Arís- lo que hace de estos edificios un gran ejemplo de arquitectura escolar.
Todas las escuelas fueron construidas a base de marcos de concreto y muros de carga, con aplanados blancos similares al de las construcciones locales. A diferencia también de las escuelas mexicanas, las griegas no fueron proporcionadas primordialmente de acuerdo a una estricta modulación constructiva, sino en atención especial a las situaciones sociales ocurridas en ellas. En efecto, a pesar de su carácter racionalista, estas mostraban sutiles rastros de ocupación y convivencia, especialmente en las terrazas, bancas y bebederos estratégicamente localizados por sus arquitectos.
Cuando en el verano de 1933 los pasajeros del S.S. Patris II desembarcaron en el Pireo después de un intenso y agotador viaje desde Marsella, un grupo de arquitectos locales fue a recibirlos con los brazos abiertos para llevarlos a Atenas y así continuar las deliberaciones que llevarían a la redacción de la famosa “carta” que lleva el nombre de aquella ciudad. En los ratos de esparcimiento, además de pasear a sus huéspedes -delegados del CIAM- por los monumentos de la Grecia clásica, los anfitriones los llevaron a conocer algunas de las escuelas recientemente terminadas en los alrededores de la ciudad. De paso por una de ellas, uno de los arquitectos visitantes -el más rebelde y extrovertido- entusiasmado con el trabajo de sus jóvenes colegas griegos, tomó de forma intempestiva un carboncillo de su bolsa y escribió sobre uno de los prístinos muros blancos del edificio: “Felicitaciones de Le Corbusier”.
Nikos Mitsakis, Escuela en la calle Koletti, Atenas
Patroklos Karantinos, Escuela en la calle Kalisperi, Atenas (vista con el Acrópolis de fondo)
Dimitris Pikionis, Escuela en Pefkakia, Atenas (al pie del Monte Licabeto)
Kyriakos Panayotakos, Escuela en la calle Liossìon, Atenas
[1] Alfred Roth, Das Neue Schulhaus – The New School – La Nouvelle Ecole (Zurich: Girsberger, 1950).
[2] Las escuelas de O’Gorman fueron publicadas en el primer número que la revista Architectural Record dedicó por entero a la “nueva arquitectura.” Ver The Architectural Record (Mayo de 1934). En ese número la obra de Roth figura junto a la de O’Gorman en un portafolio de arquitectura “extranjera.”
[3] La principal fuente para el estudio de estas escuelas es Patroklos Karantinos ed., Tα Νεα y Σχολικά Κτίρια – Les Nouveaux Batiments Scolaires en Grece, (Atenas: Εκδοσισ Τεχνικου Επιμελητητηριου Τησ Ελλαδοσ, 1938). El único libro de análisis dedicado a ellas es Andreas Giacumacatos y Ezio Godoli, L’Architetture delle Scuole e il Razionalismo in Grecia (Florencia: Modulo, 1985). Para un panorama del movimiento moderno griego ver Savas Condaratos y Wilfred Wang eds. Greece: 20th Century Architecture (Munich: Prestel, 1999).
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