Gobierno situado: habitar
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17 octubre, 2013
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
Dentro de la serie de “Ejemplos ejemplares”, que recoge arquitecturas relacionadas con el tema de la Revista Arquine No.65 | Espacios de Aprendizaje y que acompañan a los proyectos que ahí se recogen, nos aproximamos a el edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Sao Paulo.
En 1961 João Batista Vilanova Artigas, junto con Carlos Cascaldi, diseñaron un ejemplo clásico de la Escuela Paulista, de la que Vilanova Artigas fue líder. Artigas se recibió en 1937 como arquitecto ingeniero en la Politécnica de Sao Paulo. Como Mendes da Rocha o Niemeyer —éste de la Escuela Carioca— y otros arquitectos brasileños de la época, sumaba a sus ideas estéticas el compromiso político. Fue miembro del partido comunista brasileño, lo que lo obligó a exiliarse en la época de la dictadura militar.
Artigas fue parte del grupo de arquitectos que se separó de la Politécnica para formar la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y también diseñó, antes que el edificio, el programa de la escuela. El vacío techado central —la sala caramelo— y la rampa que organiza el espacio son parte tanto del proyecto arquitectónico como del proyecto educativo, dando continuidad a las seis plantas y permitiendo la interacción entre las distintos cursos y talleres que ahí se imparten. Amadeo Ramos Carranza dice que “la rampa que Artigas había incorporado a su arquitectura a partir de los años cuarenta, es el elemento que da credibilidad a la organización del edificio en niveles, facilitando además las conexiones entre ellos. Junto a la rampa, el patio central se convierte en la plaza interior, que será el lugar que justifica todas las relaciones espaciales y funcionales que se producen en el edificio, tanto en el interior como en el exterior.
Por su parte, Nick Axel escribe que “la composición del espacio está enmarcada por el simple y elegante diseño de las columnas estructurales y la representación material del programa en la superficie del cerramiento. Artigas cataliza el ensamble con el techo; optimizando el requerimiento de dar refugio y utilizando el espacio para proveer una experiencia agradable del edificio en un ambiente inundado de luz y templado. El cerramiento vertical se levanta del suelo para invitar a la gente a un espacio finalmente abierto a la ventilación natural. Esa enorme yuxtaposición formal de una gran masa opaca flotando sobre el corredor abierto enfoca la actividad programática al interior del atrio y del patio central mientras que permite varios grados de privacidad en relación al muro y al vacío.”
Resultaría interesante comparar esas estrategias formales, implementadas en una facultad de arquitectura, con lo que el mismo Vilanova Artigas hizo en un jardín de niños, donde una rampa articula el espacio del patio y lo relaciona con los salones.
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