4 septiembre, 2012
por Arquine
por Rodrigo Solé | @solerus
Project Japan. Metabolism Talks… es producto de una extensa colaboración entre Rem Koolhaas y Hans Ulrich Obrist. El libro y sus conversaciones son obra fundamental para entender uno de los movimientos de vanguardia más infravalorados de la historia arquitectónica moderna. El movimiento metabolista jugó un papel fundamental en la configuración –tanto urbana como arquitectónica– del país asiático. Una vanguardia, que en su manifiesto podría ser considerada como el último remanente del modernismo arquitectónico, enclavado en Japón. El movimiento surge en 1959 con el fin de proyectar la ciudad del futuro, habitada por una sociedad masificada, cuya característica principal serían las grandes escalas y estructuras flexibles.
El metabolismo se convirtió en el motivo esencial de una búsqueda frenética por guiar la producción urbana y arquitectónica japonesa hacia el futuro; un futuro existente en el imaginario de un colectivo de arquitectos sumergidos en la misma crisis producto de la posguerra, y que se dedicó a trabajar en nuevas propuestas como un grupo consolidado. Los metabolistas japoneses deseaban que el plan urbanístico fuera un programa para un proceso de cambios contantes, como indica el mismo nombre del grupo. Intentaron reducir la vivienda a la cápsula individual, sin embargo, sus diseños parecían unidades aglomeradas de estructuras arbitrarias y agresivas.
El enfoque del movimiento se basó en una profunda atribución del espacio y la funcionalidad en la sociedad del futuro. Con base en esta atmósfera, la idea de planificación se interpretó como un arte. Entre los proyectos y metabolistas japoneses destaca la planificación de la ciudad de Tokio a partir de la bahía, proyectada por Kenzo Tange y Kisho Kikutakeen en 1960; Living in a capsule, elaborado por Akira Shibuya, Youji Watanabe y Kisho Kurokawa en 1966; Clusters in The Air de Arata Isozaki en 1961; Tower City y Marine City creadas por Kiyonori Kikutake en 1963; Unabara City, ciudad flotante en el mar de Kiyonori Kikutake, así como Helix City de Kisho Kurokawa en 1960.
Kenzo Tange (4 de septiembre 1913 – 22 de marzo 2005), quien hoy cumpliría 99 años, fungió como el principal impulsor de este grupo de arquitectos jóvenes bajo el nombre de Tange Lab. El grupo creció incluyendo en sus filas a artistas e intelectuales quienes gradualmente dieron forma al movimiento metabolista. En el ámbito de la praxis, sus aportaciones estructurales jugaron un papel relevante en la concepción de la imagen urbana moderna de Japón. Heredera de las aportaciones de los metabolistas, la capital japonesa ideada por Tange rebasaba los paisajes urbanos tan densos, en donde el horizonte es ilegible al encontrarse dominado por brillantes rascacielos, que al mismo tiempo son atravesados por vías elevadas, túneles y puentes colgantes que nos remiten a un arco iris construido con acero.
Robert Venturi decía que “cada generación de arquitectos occidentales han encontrado en Japón todo lo que desean ver”; Rem Koolhaas que “al observar la situación global ahora, es mi convicción personal que el nivel de arquitectura en Japón es mayor que en el resto del mundo”. Al igual que las ciudades ideadas por metabolistas y repensadas por Tange, Venturi o Koolhaas, una nueva generación de la arquitectura debe plantearse a través de formas y espacios que parecen rechazar los ejemplos de la modernidad pero a la vez logre conservar sus preceptos.