Gobierno situado: habitar
Un gobierno situado, un gobierno en el que quienes gobiernan se sitúan, que abierta y explícitamente declaran su posición y [...]
14 marzo, 2022
por Alejandro Hernández Gálvez | Twitter: otrootroblog | Instagram: otrootroblog
No hay mucho escrito sobre Frederick Fawcett. Nació en 1853 y murió en 1926. Entre esas dos fechas trabajó como policía para el gobierno colonial británico en la India. Además, fue arqueólogo y antropólogo aficionado, que es lo que realmente ha hecho que su nombre sea recordado. En 1890, Fawcett advirtió que los petroglifos de las cuevas de Edakkal, en la región de Kerala, al sur de la India, eran prehistóricos —hoy están fechados por lo menos 6 mil años anteriores a nuestra era.
En el número de diciembre de 1926 de la revista Man —hombre, genero masculino y en singular, publicación del Instituto Real de Antropología de Gran Bretaña e Irlanda que se imprimió desde 1907 y hasta 1965—, se publicó una carta al editor, firmada en Viena, el 22 de octubre de ese año por Frederick Fawcett:
Sr. Es bien sabido que una figura de piedra de una mujer, regordeta, con los pechos, el abdomen y las partes sexuales vívidamente acentuadas, fue encontrada en 1908 en Willendorf, en la región de Wachau, en Austria. Otra figura de mujer, con un tipo diferente de belleza, se encontró en el mismo lugar en septiembre pasado. También se encontraron algunos artefactos, y el Dr Bayer no ha dudado en asignar eso hallazgos al periodo Aurignaciano. Visité el sitio hace unos días. Yace a unos 100 metros a la izquierda de la orilla del Danubio (a unas 60 millas arriba de Viena), y a unos 20 metros del nivel actual del río. El sitio es un claro entre las montañas y el río, con una pendiente ligera desde las colinas que lo flanquean, el suelo está compuesto de arena y lodo, claramente aluvial. De hecho, fue un caso de noli me tangere. Un visitante al sitio, de hecho, no necesita descender del tren, ya que puede ver todo desde la ventana del vagón, cuando el tren reduce la velocidad al acercarse a la pequeña parada de Willendorf.
Después, Fawcett comenta que el Dr. Bayer se dio cuenta de su visita por las huellas que dejó en un suelo muy fácil de marcar. Y agrega unas líneas sobre la segunda Venus que se encontró, más delgada, sin el brazo izquierdo ni la cabeza.
Plano de la excavación de Willendorf en 1908, con la posición de la figurilla. En The anthropomophic figurines from Willendorf, Walpurga Antl-Weiser.
En 1883, Ferdinand Brun había enviado un reporte al Museo de Historia Natural de Viena señalando un nuevo sitio para la investigación arqueológica que fue llamado Willendorf I. El arqueólogo Josef Szombathy, curador de la colección prehistórica del museo, se hizo cargo de las excavaciones. Pero fue hasta julio de 1908 que las excavaciones se realizaron de forma sistemática, debido a la construcción de una línea ferroviaria. La supervisión local estuvo a cargo de Hugo Obermaier y Josef Bayer. El viernes 7 de agosto de 1908, Josef Vera, uno de los trabajadores de la excavación, encontró la figura femenina tallada en piedra que hoy conocemos como la Venus de Willendorf.
En su texto “The female image: a ‘time-factored’ symbol. A study in style and aspects of image use in the upper Paleolithic,” Alexander Marshack dice que la Venus de Willendorf se encuentra, geográfica y estilísticamente, entre las Venus del sur de Italia y las orientales de las planicies de Rusia y Siberia y agrega que es muy estilizada y está exquisitamente labrada:
Primero, anoto que está cubierta en ocre. […] El uso de ocre representaba una forma común de marcar simbólicamente en el Paleolítico superior, y generalmente incluía colorear la figura femenina. Es posible que también se usara sobre el cuerpo en momentos determinados o para ciertos rituales o ceremonias.
[…] La Venus de Willendorf tiene un peinado elaborado, pero no tiene cara. La ausencia de cara en muchas figurillas ocurre en varios grados de representación. […] El peinado, cuando es representado con el cuidado que se aprecia en la de Willendorf, es particularmente significativo. Probablemente representa uno de los signos o símbolos de la mujer fértil y madura.
Marshack también anota que la Venus, pese a sólo tener 11 centímetros de altura, tiene esculpidos brazaletes que aparentan ser de algún material perecedero y tejido en zigzag. Además, “también tiene una vulva exquisitamente labrada en forma de campana.” Los brazaletes y la suposición de que la figurilla porta un gorro y no un peinado, han puesto la atención de los estudiosos en una tecnología distinta al labrado de piedra y, al menos, contemporánea que, por la naturaleza perecedera de los materiales que trabaja, no dejó rastros más que en este tipo de representaciones: los textiles hechos con fibras naturales. En el artículo “The ‘Venus’ Figurines. Textiles, Basketry, Gender, and Status in the Upper Paleolithic,” la antropóloga Olga Soffer, junto con J. M. Adovasio y D. C. Hyland, explican que los tocados y adornos de figuras como la Venus de Willendorf sugieren la importancia de los textiles en el Paleolítico superior y cómo esas tecnologías se relacionan con las mujeres, su trabajo y su posición en aquellas sociedades. Para Camilla Power, en Women in Prehistoric Art, las más de doscientas figurillas femeninas del mismo periodo resaltan el significado del estatus ritual y reproductivo de las mujeres.
En un artículo publicado por Nature el 28 de febrero de este año, The microstructure and the origin of the Venus from WIllendorf, Gerhard W. Weber et al. reportan que el análisis con una micro-tomografía computarizada de la Venus de Willendorf, labrada hace aproximadamente 30 mil años, “puede explicar el origen así como la elección del material y las características particulares de su superficie,” encontrando un gran parecido con material que se encuentra en las cercanías del lago de Garda, al sur de los Alpes, cerca de Verona, lo que sugiere “considerable movilidad de la gente del Gravetiense, transportando artefactos de sur a norte.” Aunque los resultados del estudio no pueden asegurar el lugar exacto de donde proviene el material en que fue labrada la Venus de Willendorf, los estudiosos dicen que se puede establecer con certitud que la estatuilla —o la piedra sin trabajar aún— fue transportada de lo que hoy es Italia hacia la región del Danubio, “probablemente como resultado de una serie de incidentes indirectos que pudieron requerir de años o, incluso, generaciones” y que coinciden con cambios climáticos que quizá obligaron a las comunidades de cazadores-recolectores a buscar nuevos hábitats.
Labrada por la gente del Paleolítico hace 25 mil años, la figura original de Venus es una de las representaciones más antiguas del cuerpo humano. Nuestro molde para jabón de la Venus de Willendorf es perfecto ya sea para fiestas temáticas de la Era del Hielo o para el/la cazador(a)-recolector(a) de tu vida.
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