6 noviembre, 2020
por Arquine
Anna Adrià – ¿Cómo dirías que la luz dinámica afecta al ser humano?
Thomas Paterson – Yo diría que la luz en general afecta al ser humano en niveles profundos. En el caso de la luz dinámica hay dos puntos a tener en cuenta ligados al movimiento. Por un lado, la programación de la luz artificial y por el otro el ciclo circadiano de las personas. El tema no es qué hace la luz para controlarnos sino cómo la luz interactúa en el cuerpo de una persona.
Las nuevas tecnologías proponen productos que tienen en cuenta el funcionamiento de nuestros ojos – sin considerar el resto del cuerpo- usando un sistema externo – control- sin referenciar otros aspectos humanos.
Hay mucho entusiasmo por parte de los fabricantes, pero de momento están obviando factores muy importantes como por ejemplo considerar si el espacio que se debe iluminar tiene luz natural y el uso que se le dará a este lugar.
La información que tenemos por el momento sobre el impacto circadiano, con la luz artificial controlable, sucede durante la noche. Esto es porque durante esas horas desaparece el caos que la luz natural y la luz artificial generan sobre nuestro cuerpo.
El sol por sí solo no es caótico, pero los ambientes construidos bajo esta fuente de luz natural, sí lo son. Pongamos por ejemplo un hospital en el que una enfermera o doctora puede pasar horas en sus pasillos sin recibir nada de luz natural durante el día; y otras personas en cambio, sí tienen relación con la luz del sol a lo largo del día. Estas condiciones tan distintas de vivir los espacios no son controlables. Como diseñadores, solamente controlamos unos espacios de la vida cotidiana, no controlamos la experiencia completa de un día.
Cualquier producto que pretenda controlar la luz durante el día tiene que lidiar con todo este caos.
En un espacio doméstico de clase media alta, al que hasta hace unos meses sólo pasábamos las primeras y últimas horas del día – y que este año se ha convertido en nuestro refugio permanente-, tenemos la capacidad de manipular las aperturas que nos conectan con el exterior: ventanas, cortinas, puertas… Tenemos la posibilidad de prender, apagar o regular las luminarias artificiales e incluso podemos elegir efectos diferentes en el tipo de iluminación. Incluso tomamos decisiones, sin tener en cuenta nuestra salud, para prender la televisión, la Tablet, la computadora o el teléfono. Y también existen las luces accidentales como las que tienen los miulticonectores… Todas estas fuentes de luz voluntarias o involuntarias generan un micro caos, pero se encuentran bajo nuestro control.
El enfoque que se le da a lo que sabemos hoy en día al tema de la luz circadiana nos distrae de lo que es importante:
¡Salir a la calle y pasear bajo la luz del sol, ya que la luz natural es accesible y gratuita!
Sólo tenemos que abrir la ventana o caminar diez minutos a la luz del día. Con estas actividades activamos nuestro ciclo circadiano.
La responsabilidad de los diseñadores debería ser la de asegurar el acceso de luz natural en los espacios interiores. Con esto es suficiente para mantener el sentido del día en el cuerpo humano. Lo ideal en países como México sería que los espacios tuvieran suficiente acceso de luz natural durante el día y que la luz artificial fuera necesaria únicamente durante la noche. En otras latitudes, como por ejemplo en los países nórdicos, las reglas cambian completamente. En los meses de invierno tienen alrededor de seis horas con luz de sol, por lo que es necesario complementar la luz del día con iluminación artificial y en los meses de verano tienen que controlar la luz natural con persianas o filtros en las ventanas porque tienen unas veinte horas de luz de día.
Una vez más se confirma que debemos diseñar según el contexto en el que nos encontramos. En el caso de México, deberíamos de preocuparnos en bajar los niveles lumínicos con respecto a lo que estamos acostumbrados ya que alteran nuestras horas de sueño.
En algunos casos es importante subir los niveles, como es el de la UC Booth School of Business -la escuela de negocios- de Universidad de Chicago, donde los alumnos pasan de las siete de la mañana a las nueve de la noche. Se diseñó un techo lumínico que funciona como un cielo artificial de luz indirecta. En este caso es importante acompañar a los estudiantes con un ambiente agradable que los relacione con el exterior y que estén activos durante su larga jornada.
Anna Adrià – La industria de iluminación se está preocupando por diseñar productos que consideren el ciclo circadiano, que en la mayoría de casos va ligado las diferentes temperaturas de color que se aprecian a lo largo del día.
¿Cómo crees que estas empresas responden a la necesidad de tener en cuenta la luminancia, iluminancia, brillos y contrastes?
Thomas Paterson– Las empresas están enfocadas en un solo factor – temperatura de color – y para ambientes primariamente utilizados durante el día, no en ambientes de la noche. El componente de su solución nocturna esta solamente orientada a CCT y no a otros aspectos más importantes utilizando estrategias técnicas diurnas.
Deberíamos evitar situaciones en las que tengamos demasiada luz durante la noche, deslumbramientos, falta de contrastes, falta de control o controles que no responden a las necesidades del usuario. Quizás debemos pensar en esas estancias que nos hacen sentir bien, en las que hay varias luminarias repartidas por el espacio, algunas de pie, otras sobre mesas auxiliares, o sobre el comedor, que generan contrastes agradables a la vista, luz con tonos cálidos y controlables. A veces se resume a preguntarnos cómo nos sentimos en un espacio en el horario correcto, ¿nos sentimos relajados? Nuestra posición corporal es un indicador que evidencia nuestro confort o incomodidad en un lugar, muchas veces esto va ligado a la luz que nos envuelve.
Anna Adrià – ¿Hacia dónde crees que va el futuro de la luz dinámica?
Thomas Paterson – Para saber hacia dónde vamos es interesante analizar qué ha sucedido con modas previas en el mundo de la tecnología. Muchas de ellas se han convertido en pilares que integramos en nuestra práctica profesional. Desde lo aprendido a partir de proyectos como la Glass House, Farnsworth… que demostraron la relevancia de tener relación con el mundo exterior, el manejo del contraste por no tener ventanas pequeñas, etcétera.
Durante los próximos diez años la industria estará entusiasmada por el tema del wellness, de la misma manera que era muy impactante la certificación Leed entre 2005 y 2015 y que ahora forma parte de la normativa en casi todos los países del mundo. Sin duda la luz dinámica será parte del futuro en el mundo de la iluminación.
Algo que me preocupa mucho es la organización privada del Well Standard, ya que es una organización privada con fines lucrativos, en contraste de LEED lo cual no tiene conflicto de intereses.
Anna Adrià – ¿Cómo crees que podemos concientizar a los diseñadores para que tengan un criterio de dónde usar luz dinámica y dónde no?
Thomas Paterson – Yo no me siento con la capacidad de educar o concientizar a nadie sobre lo que se debe hacer en el diseño de la iluminación para luz circadiana – y nadie de nosotros sabe suficiente aún. Cuando hablamos desde la posición de experto, implica que tenemos conocimiento del tema, sin embargo, el conocimiento en cuestiones circadianas aún no existe al nivel útil.
Lo único que puedo recomendar es que lean sobre las investigaciones y los artículos originales existentes y que sean críticos ante la interpretación que podemos encontrar por parte de personas, publicaciones en revistas o empresas que pueden sesgar la información para orientarla a sus intereses.
Muchas veces la industria pregunta ¿Cómo podemos ganarnos el respeto de nuestros colaboradores y clientes?
Creo que no debemos hablar de lo que no sabemos, investigar y leer sobre lo que no conocemos.
Anna Adrià – ¿Cuál crees que es la mejor forma para identificar si un espacio funciona para su vida circadiana?
Tenemos que analizar los espacios que nos rodean y ver qué impacto tienen sobre nuestro cuerpo.