De la interconexión (y las dimensiones) al amor tácito: una conversación con Damián Ortega
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5 noviembre, 2014
por Mariana Barrón | Twitter: marianne_petite | Instagram: marianne_petite
Mariana Barrón: ¿Cómo llegaste a Contar el tiempo?
Cecilia León de la Barra: Llevo nueve años dando clases en Centro, me llamaron a principio de año y me invitaron a curar la exposición de los 10 años de Centro. Me parece muy importante cómo a través de una exposición puedes comunicar historias, no solamente las del objeto y su uso, sino armar diferentes historias y contextos, enseñar la parte creativa del diseño.
Esta exposición fue como un regalo aunque el tiempo que teníamos era muy corto; había que ver y revisar diez años. El reto fue mostrar cómo veo yo a Centro, cómo lo ve la gente, qué pienso de Centro y qué quiero comunicar de estos diez años. Centro una escuela pequeña que en poco tiempo ya es un referente, es un punto en el diseño muy importante y ha generado mucho talento. Ha dado muchos frutos. Diez años después, ya hay muchas cosas qué cosechar, y la idea era contar esa historia que mostrara como Centro es una mezcla increíble, porque tiene siete carreras y una maestría, pero el espacio, no es que sea pequeño, pero es tan compacto, por así decirlo, que te topas con todos. No hay una especie de jerarquía en cuanto a los de tercer semestre y los de séptimo, o los maestros y los alumnos, no existe esa distancia y, aunque todos nos tenemos respeto, no es esa cosa de superior o inferior.
Parte de lo que queremos contar es toda esta mezcla como una revoltura, pero una ordenada. La idea era tomar la escuela, mezclar todo y sumarlo. Entonces hay trabajos de egresados, de profesores, de primer y tercer semestre, los hay desarrollados junto con la industria. De pronto aparecieron microhistorias, fueron dándose coincidencias y diálogos.
MB: Sí, entre diferentes generaciones, como momentos.
CLdlB: Y las piezas. Todo se complementa, todo es lo más cotidiano, todo es parte de la vida, lo que es súper bonito. Enseñar estos resultados de muy buena factura, de muy buena producción, que se ve en los procesos. Esa era la intención: cómo mostrar los procesos, cómo se están enseñando los procesos, porque al final es una escuela de proceso creativo, de pensamiento de diseño.
MB: Además viene el después, o sea, esto quieras o no es el recuento de los hechos pero también es la pregunta para lo que va a pasar después.
CLdlB: Claro y justo era la otra parte de contar el tiempo. Era Centro en el tiempo y el tiempo en Centro, y jugar con la palabra contar: “te voy a contar una historia, te voy a contar 1, 2, 3”. Lo importante de ir hablando de procesos eran las horas, cuántas horas está uno en Centro.
Dice Malcolm Gladwell que diez mil horas te hacen maestro en una técnica. Si una carrera tiene cuatro mil horas –tú en tu carrera haces cuatro mil horas en cuatro años– Centro hoy ya tiene más de diez mil horas, digamos ya es un maestro en la enseñanza o en la educación, por así decirlo. Para mí era la manera de verlo. Se trataba de cómo hacer conciencia de cómo se cuenta el tiempo, en cuántas horas hago un dibujo, cuántas horas estoy en la máquina de coser, cuántas horas estoy en citas con clientes, etc. Cómo contar el tiempo y cómo vivimos con esta carrera el tiempo.
Dentro de estas dos líneas lo que me parecía interesante era cómo contamos una historia nueva de Centro. No sólo es una línea temática porque Centro es diverso. Se trataba de integrar todo y no hacer un nivel de moda, uno de cine, uno de industrial, porque esta exposición justo el pretexto para una pausa para hacer un recuento. De ahí salió otra vez como lo de contar y esa reflexión de ver el futuro y decir “¿qué sigue?”.
MB: ¿Cuáles crees que son los logros que ha tenido Centro?
CLdlB: Es que son muchos. Viéndolo como juez y parte, siendo maestra y alumna –hice la maestría aquí– creo que para mí uno de los grandes logros que tiene Centro es que tiene esta parte personal, no hay una cosa burocrática de un sistema. Lo que lo que me parece muy lindo es que el trato es muy directo, de confianza. Es algo joven, muy fresco, con muchas ganas de estar en el mundo creativo. No podría enumerar los grandes logros, creo que el hecho de que exista Centro es un gran logro y eso es para mí lo más importante.
MB: Me interesa mucho cómo se desarrolla la educación con una exhibición, la relación con lo curatorial. Esa investigación que tu te la tuviste que echar en tres meses. Por ejemplo en i clase de Teoría de la Arquitectura siempre ponían como ejemplo cuando se hizo la exposición de Five Architects.
Porque se vuelve un referente, entonces ya le da validez y eso es increíble y por eso me he dedicado a la curaduría de diseño. Dentro de toda esta investigación –fueron varias áreas y al final se tienen que ir cerrando puertas– no puedes hacer en tres meses una exposición que hable de toda la educación en diseño, justamente porque era un tema muy importante para mí, pero más bien me concentre en Centro, donde sí es un referente para la educación y me parece que lo que está haciendo lo está haciendo muy bien.
MB: ¿Cómo se hizo el recuento de los trabajos? ¿Hicieron una convocatoria abierta?
CLdlB: No hicimos convocatoria abierta a alumnos porque me dio miedo que no hubiera tiempo. Mi punto de partida fue los directores, preguntarles cuáles eran sus mejores maestros, de los maestros quienes eran los mejores alumnos, eso por un lado y luego con alumnos estuve sondeando así al alzar “a ver enséñame el trabajo”. No es que tuviéramos un guión museográfico, yo sabía lo que no quería que las piezas estuvieran separadas por carreras, no quería que fuera cronológico. Quería un poco de todo y después fueron llegando piezas y fuimos agrupando y armando historias. Sé que quiero contar esta historia, como Centro convive con todo y como hace cosas de la vida cotidiana todo el tiempo. Hay cultura de diseño. Centro es una Fábrica.
MB: Y sí está haciendo justamente eso. La relación con las empresas que mencionabas, por ejemplo, es justo eso, volvernos prototipos.
CLdlB: Y conocer el mundo real y no sólo quedarse en esta cosa de “Taller”, o sea está bien, todo lo hacen en taller, sí, peor hay veces que hay que salir afuera y trabajar con la industria.
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