17 octubre, 2012
por Arquine
por Ana Lucía Coll | @luciacoll
“A medida que el cadáver fue pasando las moscas de la mesa del restaurante corrieron tras él formando una nube, sólo para regresar unos minutos más tarde”. Una pequeña –todos los hombres y los niños, ni una mujer– se abrió paso a través de la plaza del mercado entre los montones de granadas, los taxis y los camellos, gimiendo un canto corto una y otra vez. Lo que realmente atrae a las moscas es que aquí los cadáveres nunca son puestos en ataúdes, no son más que envueltos en un pedazo de trapo y transportados en un féretro de madera áspera sobre los hombros de cuatro amigos”.
Así describía George Orwell a Marrakech en 1939, una ciudad que actualmente es la tercera más grande de Marruecos, y que es anfitriona de un festival cultural internacional que este año se presentó con participaciones de reconocidos exponentes de la literatura, la cinematografía y las artes visuales. Por medio de proyecciones públicas, conferencias, performances, instalaciones y debates, la Bienal de Marrakech busca ser referente en el mundo y situar a Marruecos como un centro dinámico para ideas nuevas e innovadoras así como establecer un vínculo intelectual permanente con los escenarios internacionales.
El papel de la bienal ha evolucionado a través del tiempo tanto local como internacionalmente, y no solo es catalizador de la economía y la cultura local, sino que busca representar a la sociedad de este país y su aliento a la libertad de expresión y el debate. Como parte de este festival, se realizó una exhibición curada por Carson Chan y Nadim Samman, Higher Atlas, una cartografía del más allá que busca resaltar el ensueño y la trascendencia. Todas las obras fueron comisionadas específicamente en el espacio, concebidas y creadas en sitio por artesanos y trabajadores.
Las piezas buscan crear un diálogo con la ciudad con la intención de “convertirse en parte de la identidad cultural de Marruecos”. A diferencia de otras propuestas curatoriales, de exhibición y bienales escenográficas, ésta, según Carson Chan, busca “cuestionar los métodos de la concepción de bienales en otras partes, ¿tenemos un show de arte? ¿or qué no comisionar novelas, sinfonías, álbumes o plegarias?”