Francisco Covarrubias Gaitán (1944–2022)
Francisco Covarrubias (1944–2022), arquitecto y maestro en urbanismo por la UNAM, fue Director del Programa Universitario de Estudios para la [...]
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10 septiembre, 2020
por Félix Sánchez | Twitter: F_pesci
Proyecto anunciado, no será cancelado. Al menos eso es lo que parece el caso con la onerosa propuesta para el Bosque de Chapultepec. La realidad es que, tras meses de iniciado, no conocemos la sustancia del proyecto. Quizá exista en la imaginación del artista encargado de hacerlo.
Lo anterior me preocupa por dos cosas. Primero, porque la mayoría de los proyectos de la 4T han sido asignados de manera directa. Esto quiere decir que se retrocede en el camino andado para hacer concursos de ideas para obra pública. En segundo lugar, por el trabajo pro bono. Piensa, imagina e invierte en tus ideas y el estado te da las gracias. Me parece que sólo desde el privilegio se puede hacer esto. Los artistas, profesionistas y técnicos que viven gracias a su trabajo, ¿no pueden ser considerados? Me parece profundamente injusto.
Mi primera conclusión sobre la propuesta para Chapultepec es que está mal desde su base. Todo trabajo debe ser pagado para poder avanzar hacia una mejor calidad de vida, y los grandes proyectos deben ser concursados.
Dicho lo anterior, me extraña que un plan de trabajo que se ha continuado durante varias administraciones, sea suspendido de tajo. Desde hace quince años, el Consejo Rector de Chapultepec, en un convenio de peso sobre peso —gobierno y sector privado—, ha venido rescatando el Bosque de Chapultepec, en una labor de equipo ardua, interdisciplinaria y con resultados a la vista. ¿Quién puede negar esto y por qué desaprovechar esa experiencia? ¿La autoridad ya se dio cuenta que la tercera sección es una cuenca de 400 hectáreas que podría recolectar agua de lluvia para su propio uso, en vez de tirarla al caño público? Si es así, ¿por qué no ha instrumentado el plan publicado en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México en abril del 2018? [1]
Resulta que el equipo interdisciplinario que por más de una década venía trabajando fue borrado. Inexplicable. Pero en este país todo se inventa cada seis años. El problema hoy en día es que, ante la pandemia y la crisis económica, se debería relegar el capricho de inventar el parque más grande del mundo interconectando cuatro secciones casi inconectables. Y la verdad es que para salvar Chapultepec hay que hacer otros tantos en la Ciudad de México y su Zona Metropolitana. Es un error de concepción seguir invirtiendo en el poniente de la ciudad cuando en realidad es el oriente el que lo necesita.
Chapultepec está más o menos bajo control. Lleva más de 15 años con un Plan Maestro aprobado. El sentido común pareciera indicarnos que, si hay consenso y proyectos ejecutivos ya realizados, estos deberían continuarse. Desde luego, podrían haber algunos ajustes de política. Por ejemplo, contemplar una mejor integración con los vecinos colindantes que no pueden entrar al parque debido al muro que es la avenida Constituyentes.
En una entrevista reciente con la periodista Sonia Sierra, coeditora de la sección de Cultura del periódico El Universal, propuse una imagen: La metáfora del artista al que le dicen: “aquí tienes un lienzo de 800 hectáreas; a ver qué pintas o qué esculpes”. Pero resulta que estamos hablando de un espacio vital de la ciudad. En el proyecto Chapultepec, tendría que haber una visión integral de urbanistas, paisajistas, ingenieros hidráulicos, ambientalistas, antropólogos, sociólogos, geógrafos, artistas plásticos y de la sociedad civil.
Hacer un proyecto como el planteado me parece una oportunidad perdida. Se habla de austericidio porque se han reducido todas las inversiones en cultura, y se quiere invertir en Chapultepec más de mil millones de pesos, tan sólo este año. Me parece un error descomunal. Por otra parte, considero forzado unir las cuatro secciones del Bosque, porque están separadas, literalmente, y todo lo que se haga será artificial. Dudo mucho que una persona que vaya a la primera sección quiera ir a la cuarta en un mismo trayecto. Es muy lejos, un recorrido muy largo y un tanto a contrapelo. Acerca del plan del Pabellón Contemporáneo donde se encuentra el Jardín Botánico, es otro grave error.
Dicho lo anterior, intentaré explicar una tesis básica: para salvar a Chapultepec se deben hacer otros parques en el área metropolitana de la Ciudad de México y se debe rescatar San Juan de Aragón, con sus 162 hectáreas, que, ante la falta de recursos para mantenimiento, está dejado al deterioro usual del tiempo. Aquí hay un punto clave: mantenimiento. Cualquier espacio abierto debe tener implícita su capacidad de sobrevivir. Este es el gran tema y debería haber una política para provocar usos que generen ingresos constantes para garantizar el mantenimiento de los parques, so pena de tener que inventar fideicomisos con el sector privado para librarlos del deterioro. Cualquier proyecto de parque debe tener su propia fuente de ingreso que asegure su mantenimiento.
Hay otros barrios donde construir equipamiento. Debería haber una política de intervenir los barrios, en plazas y equipamiento que sirvan; se distribuiría mejor el dinero y haría una ciudad mucho más amigable, al evitar las concentraciones de gente. Por dar un dato: el 30% de la gente que usa Chapultepec viene del Estado de México. Hay saturación porque no hay parques del otro lado. En Chapultepec se piensan invertir, durante el sexenio, 5 mil millones de pesos. Estimo que un parque de 14 hectáreas —el doble que el Parque México— cuesta alrededor de 250 millones de pesos. Con lo que se piensa invertir en Chapultepec se podrían hacer 20, o 40 más chicos, o hasta 80 de tres y media hectáreas. También se podría pensar en 500 plazas púbicas de unos cinco mil metros cuadrados cada una, esparcidas por el territorio. Eso cambiaría el rostro de la ciudad. Significaría una revitalización del oriente de la ciudad y sería ponerle a la gente lo que necesita a pie de barrio.
Lo que lamento es que la oportunidad perdida al no invertir en otros lados —en todo lo que no está al poniente de la ciudad. Pienso que la mejor movilidad es no moverse, que lo ideal es que pudiera haber casa, trabajo, equipamiento, educación, en una zona accesible. A lo mejor ese es el futuro de las ciudades: empezar a crear muchas ciudades en una ciudad, que se conecten de otra manera. Esta pandemia nos está dando pautas de lo que tenemos que hacer.
Al proponer múltiples miradas sobre la ciudad, los teóricos del derecho a la ciudad aportan una comprensión de la misma como espacio social vivo y cambiante, lo que alimenta las aspiraciones colectivas de mejoramiento de la calidad de vida a partir de la acción política, ya sea en diferentes escalas de participación o producción de la ciudad. La ciudad es de todos. Debemos volver a la arquitectura y al urbanismo de beneficio colectivo. La ciudad sigue siendo el mejor lugar para vivir.
Las ciudades y sus parques son eternas: la ciudad vive, nos sobrevive. Somos mortales que habitamos ciudades inmortales. Como de manera poética dice Juhani Pallasmaa: “La medida de la sensación de una ciudad es ésta: en la ciudad de nuestra memoria, ¿puedes escuchar la risa de los niños, el aleteo de los pichones, los pregones de los vendedores? ¿Puedes recordar el eco de tus pasos? En la ciudad de tu mente, ¿puedes imaginarte enamorado?
Termino diciendo que la dicotomía entre el mundo natural y el artificial es la clave para apreciar la arquitectura de paisaje. Un todo complejo, con muchos actores que intervienen en un proceso largo y resistiendo la presión del tiempo, sobretodo el político, que pareciera dejar sin posibilidad a la creación en silencio y encontrar el “duende del sitio” para hacer cosas bellas. La arquitectura de paisaje es lo más cercano a la naturaleza, aspira a la redención del estado primitivo, diríamos, a la recuperación del paraíso perdido.
Notas:
1. En la Gaceta oficial de la Ciudad de México publicada el 12 de abril de 2018 aparece lo siguiente :
Desde hace más de quince años el Gobierno de la Ciudad de México, el Consejo Rector Ciudadano y el Fideicomiso Pro- Bosque de Chapultepec, han trabajado en la preservación y rehabilitación del Bosque de Chapultepec, desarrollando Planes Maestros que desde 2003, han determinado las acciones a implementar para la Primera y Segunda Secciones.
En el proceso de restauración que inició en 2003 con el Plan Maestro de Rehabilitación de la Primera Sección del Bosque de Chapultepec y que continuó con su respectivo Plan Maestro de Rehabilitación de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec en 2013, hoy se presenta el Plan Maestro de Rehabilitación de la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec.
Estos Planes Maestros, sumados a la responsabilidad del Consejo Rector, la voluntad del Gobierno de la Ciudad de México y el compromiso del Fideicomiso Pro-Bosque de Chapultepec, han sentado un precedente en la generación de proyectos integrales, la continuidad de los planes y las acciones para la protección del medio ambiente, así como del manejo de las áreas verdes en la Ciudad de México.
El pasado mes de marzo de 2017, la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) anunció el inicio de los trabajos para la generación de un Plan Maestro de Rehabilitación para la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec.
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