Los secaderos de tabaco son construcciones agrícolas de la Vega granadina. El desarrollo de esta tipología está claramente asociado al cultivo de tabaco introducido en la agricultura de Granada a finales del S. XIX. El cultivo de tabaco adquirió más importancia durante los años 40. Después hubo una recesión progresiva, qué terminó con las crisis de la última década de los 90, cuando dejó de ser un cultivo subvencionado. Hoy en día sólo algunas zonas siguen dedicándose a esta actividad. Sin embargo, los secaderos de tabaco siguen formando parte del paisaje de Granada y son la huella más reconocible de la historia rural de la ciudad. La decadencia de la producción agrícola ha causado una progresiva ocupación y transformación del paisaje rural en urbano. Durante este largo proceso la mayoría de los secaderos has desaparecido; otros han sido absorbidos por el crecimiento del tejido urbano de modo similar al que ocupa este proyecto de rehabilitación.
En los alrededores de Granada un secadero de tabaco rehabilitado acoge la nueva Biblioteca Pública de Ogíjares. El proyecto consta de dos partes: la rehabilitación de un secadero existente y su ampliación. La normativa urbanística permitía únicamente la construcción de un volumen reversible o desmontable. El resto de los espacios necesarios para la biblioteca tendrían que disponerse por debajo de la cota del parque. El hecho de que parte de la Biblioteca tuviese que estar enterrada mejoró el comportamiento bioclimático del edificio y redujo la presencia física del mismo minimizando su impacto medioambiental en el parque. Sin embargo, hubo que buscar soluciones creativas para iluminar naturalmente los espacios por debajo de rasante.
La sala de lectura está resuelta mediante una sección estructural de madera. Suelo, pared y techo forman un anillo entramado que apoya sobre muros de hormigón. La estructura de madera esta realizada mediante 162 pórticos diferentes que van de una sección cuadrada a una de 5 lados, que es la que se adosa al secadero rehabilitado. Esta estructura se compone de piezas de madera de 150 x 45 mm que se alternan con otras de 90 x 90 mm, en las cuales se integran vidrios de diferentes dimensiones. Aparentemente, la composición de la fachada no guarda ningún orden formal, aunque sí se aprecia ésta detenidamente se observa un pórtico de madera estructural cada 95 cm.