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¡Felices fiestas!
8 febrero, 2018
por Arquine
Dos exposiciones de arte establecen un diálogo directo con espacios diseñados por Luis Barragán. La primera, ubicada en la Casa Estudio Luis Barragán es ‘Parameters’, que permite disfrutar de la obra de una de las figuras clave del arte del siglo XX: Bruce Nauman. Por otro lado, el escultor Sean Scully ocupa los patios de la Cuadra San Cristobal con una instalación escultórica. Juntas componen nuevas miradas a la arquitectura del mexicano.
Por Daniela Jay
“En los jardines y hogares diseñados por mí,
siempre he tratado de permitir al interior el plácido murmullo del silencio,
y en mis fuentes, el silencio canta…”
–Luis Barragán, discurso de aceptación del Premio Pritzker, 1980
En 1966, Folke Egerström encargó al arquitecto Luis Barragán, gran amigo suyo, el diseño de la Casa Egerström y la Cuadra San Cristóbal, ubicadas en el Fraccionamiento Los Clubes en Atizapán, Estado de México. En 1969 se finalizó la obra y la Fuente de los Amantes, ubicada en este mismo fraccionamiento pensado para una comunidad de caballistas.
Casi medio siglo después, en ese lugar, habitado aún por la familia Egerström, se encuentra instalada la muestra ‘Sean Scully – San Cristóbal’, una exposición abierta al público bajo reservación desde el 7 de febrero y hasta el 24 de marzo. Curada por Oscar Humphiries, yuxtapone la “abstracción emocional” de Sean Scully con la “arquitectura emocional” de Luis Barragán, dos lenguajes que evocan al silencio, el color y la geometría, aunque tratados de formas distintas: mientras que la arquitectura de Luis Barragán es una geometría pura, la de Scully es una geometría de muchos elementos.
Las obras abstractas del artista estadounidense se ubican tanto en los espacios internos como externos de la cuadra; el gran patio es habitado por tres grandes esculturas que se presentan por primera vez en Latinoamérica: Walll of Light, Brown Silver Tower, y Boxes of air.
El diálogo es amplio: la primera acuarela de Wall of Light fue realizada por Scully en una de sus vistas a México. Ahí inició una serie que habitará durante seis semanas las zona de caballerizas y el estudio, acompañadas por obras icónicas, Horizon Nine y Ghost.
En la obra del escultor se puede encontrar un leguaje abstracto, que se compone de la línea, una línea que tiene un ritmo y una geometría. Podría decirse que tiene un aspecto de musicalidad y una repetición que recorre toda su obra. La Cuadra San Cristóbal es un sitio con un gran sentido del silencio y de la abstracción geométrica, los distintos planos la contienen o se abren para mirar al paisaje, comunicándose con el verde de la vegetación y la claridad del agua.
En un paisaje que expresa claramente una virtud mexicana de color y monumentalidad, la obra de Sean, uno de los artistas abstractos más importantes del mundo, no se enfrenta sino que se corresponde al sitio a través de la emocionalidad. El resultado es una conversación entre un espíritu sereno, como el de Barragán, y uno más melancólico y luchador, como el de Sean Scully.
por Pedro Hernández
“Sólo en íntima comunión con la soledad puede el hombre hallarse a sí mismo.
Es buena compañera, y mi arquitectura no es para quien la tema y la rehuya”
–Luis Barragán, discurso de aceptación del Premio Pritzker, 1980
La arquitectura es confrontación, o eso nos advierte Barragán: confrontar la belleza, la materia, el espacio. La calidad de una obra, quizá, se pueda estimar en las relaciones que produce tal encuentro. En el caso del mexicano: uno íntimo, sosegado, silencioso. Su casa es sin duda una muestra de sus obsesiones espaciales: una arquitectura que se encierra sobre sí misma y se abre a los jardines: ese fragmento de la naturaleza “reducida a proporción humana y puesta al servicio del hombre” (…) “el más eficaz refugio contra la agresividad del mundo contemporáneo”.
La casa-estaudio de Barragán es, posiblemente, la construcción más personal del arquitecto, la más autobiográfica. Se sabe que el proyecto fue cambiando con el tiempo: la casa era un experimento sobre las posibilidades del espacio, o de cómo la materia –manifestada muros, techos, huecos y demás– construye espacio en relación al hombre –en este caso, el propio Barragán–, que se enfrenta al mundo, al espacio, mediado por el diseño arquitectónico. Una forma de pensar que, aunque abordadas desde otro punto de vista, aparece también como eje motor en el trabajo del artista estadounidense Bruce Nauman.
Nauman es un artista conceptual estadounidense nacido en 1941. Suyos son algunos de los trabajos más disruptivos del arte en el siglo pasado; trabajos en los que se mezcla video, escultura y performance. En su obra, Nauman entiende su propio cuerpo como la forma de relacionarse con el entorno, eso implica pensarlo como una escultura –viva– y llevarlo a condiciones extremas, todo para establecer un acercamiento y cuestionamiento a la noción de espacio: cómo éste actúa sobre el cuerpo y cómo el cuerpo responde a los condicionantes que impone.
Estancia Femsa aprovecha ambas condiciones para establecer un diálogo con el espacio de la casa. Después de todo, Bauman y Barragán, aun entendiendo la arquitectura desde campos distintos, se enfrentaron siempre a la problemática similar: la importancia del cuerpo y del espacio para establecer una experiencia del mundo. El diálogo se amplía al revisar las formas de trabajo: si la construcción diseñada por el primer premio Pritzker fue transformada varias veces para generar distintas cualidades espaciales –con espacios que se abren, espacios que se cierran, escaleras livianas o muros que se despliegan dentro de otras salas– Nauman convirtió en su estudio de Nueva York en un experimento espacial: el artista construyó pasillos, definía limites o modificaba su forma de moverse para explorar temas relacionados con la arquitectura y el confinamiento de esta sobre el cuerpo.
Todos puntos comunes se manifiestan en una exposición que recoge cinco videos del artista y que se reparten en la casa de acuerdo a las propias condiciones espaciales que ésta presenta: en Pacing Upside Down, Bauman camina dentro de un cuadrado mientras la imagen se registra de forma invertida, estableciendo un diálogo directo con la famosa escalera de Barragán; Slow Angle Walk (Beckett Walk) conversa con el salón y la ventana que da al jardín, o Wall in Contrapposto fuerza al cuerpo de Bauman a caminar en la pose de Contrapposto en un corredor de pequeñas dimensiones, tal y como pasa en algunos pasillos de la casa, demasiados estrechos en ocasiones.
La presencia, en pantalla, de Nauman supone poder percibir la arquitectura del tapatío atendiendo a nuevas ideas: todas donde el cuerpo pasa a ser atendido de nuevo como una parte vital e imposible de abstraer de la arquitectura de Barragán.