Arquitectura a ‘bomberazos’
Los terremotos de septiembre pasado nos han dado la oportunidad de replantear el futuro de nuestras ciudades. No debemos permitir [...]
🎄📚Las compras realizadas a partir del 19 de diciembre serán enviadas a despues de la segunda semana de enero de 2025. 🎅📖
¡Felices fiestas!
24 enero, 2018
por Enrique Norten | Twitter: enorten_tenarqs
A partir del último año, y por primera vez en la historia de la civilización, el número de habitantes de las ciudades ha superado a aquellos que habitan fuera (en campo, aldeas, suburbios, etcétera). En América Latina, incluyendo México, los números son mayores. Dependiendo de las distintas estadísticas y las diferentes definiciones de ciudad, más de 70% de los latinoamericanos son urbanos. Sobra decir que una gran mayoría de los habitantes de nuestras ciudades son jóvenes que han nacido y se han formado como parte de la revolución tecnológica y digital en curso.
Los jóvenes de nuestras ciudades —los millennials— son mexicanos y al mismo tiempo “habitantes del mundo” totalmente informados e interconectados, con independencia de su condición social o económica. Son seres urbanos que pertenecen a esta red de ciudades del planeta y comparten con otros las mismas inquietudes e ilusiones que les ofrece la vida en la ciudad contemporánea. Vale la pena mencionar que, a su vez, muchos de estos jóvenes ejercerán sus derechos democráticos de voto por primera vez este año.
La ciudad es uno de los fenómenos más interesantes y complejos de la modernidad. Entiendo la ciudad multicéntrica moderna como la superposición de diversos sistemas que interactúan y se informan entre sí. Ninguno de estos planos puede ser entendido independientemente sin la consideración de los demás.
La ciudades contemporáneas se distinguen y definen por sus condiciones humanas —demografía, sociología, economía, cultura, política, etcétera— y por sus particularidades geográficas —su entorno físico. Las ciudades se identifican por sus habitantes y por sus lugares. La ciudad es su gente, pero también la relación entre sus masas y sus vacíos, su tiempo y su espacio. La ciudad es también y principalmente arquitectura.
A esto me he referido cuando he dicho que la arquitectura es también un tema político. Me ha sorprendido —y decepcionado— no encontrar en el discurso de ninguno de los aspirantes a ocupar los distintos puestos de gobierno en las elecciones que se avecinan una visión total y global para nuestro país o nuestra gran ciudad. Nadie nos ha dicho qué país nos proponen o cómo se imaginan Ciudad de México —y demás ciudades— en los próximos 10, 20 o 50 años.
El diagnóstico que han hecho los candidatos y precandidatos a todos los niveles de gobierno es básicamente correcto y muy parecido para todos. Vivimos en un país que padece de una terrible corrupción e impunidad y que está muy lejos de tener un verdadero “estado de derecho”, acaso nuestra principal dolencia. Esto ha originado mayor desigualdad y una violencia generalizada que hace cada vez mas difícil la vida de la gran mayoría de los mexicanos, y que se magnifica en nuestras ciudades.
Sabemos que además de los problemas de pobreza e inseguridad, muchas de nuestras ciudades sufren problemas específicos. En Ciudad de México, los temas de dispersión, movilidad, polución, escasez de agua y otros servicios básicos, incluyendo vivienda digna para todos —con todas sus implicaciones— se han vuelto extremos. Las propuestas para la posible solución a cada uno de estos temas aislados serán inútiles sin una visión total. Tenemos que imaginarnos “colectivamente” los órdenes, las estructuras y la arquitectura de la ciudad que queremos y a la que aspiramos.
Quien pueda articular esa gran visión deberá ser electo nuestro gobernante, independientemente de sus credenciales académicas y su experiencia de gobierno. Un buen político o un burócrata comprometidos, hombre o mujer, no serán suficientes, por excelentes que sean. Necesitamos un líder y un visionario para dirigir la nueva Ciudad de México del siglo XXI.
Los terremotos de septiembre pasado nos han dado la oportunidad de replantear el futuro de nuestras ciudades. No debemos permitir [...]
Los chilangos vivimos en una ciudad excesivamente dispersa, extensa y sectorizada. Las distancias que recorremos cotidianamente son muy grandes y [...]