Los dibujos de Paul Rudolph
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19 febrero, 2018
por Miquel Adrià | Twitter: miqadria | Instagram: miqadria
53 - Olga
“Adolf Loos liberó a la humanidad de trabajos inútiles”. Con este auto-epitafio concluyente, el arquitecto dejó clara su posición en pro de una arquitectura útil al servicio del usuario, opuesta a cualquier tipo de ornamento.
El Museo del Diseño de Barcelona muestra la exposición más completa que se haya podido ver hasta ahora de los diseños de Loos. La integran más de 120 muebles que diseñó o escogió para sus espacios interiores. Loos es el arquitecto del mundo privado, de los espacios privados. Nunca realizó ningún proyecto público oficial, a diferencia de sus colegas austriacos, como Otto Wagner. Trabajó al servicio de la nueva burguesía vienesa judía, industrial y cosmopolita, haciéndole sus casas y sus lugares de encuentro, los cafés los bares y las tiendas de moda, que siempre trató como espacios íntimos, privados y confortables.
Loos se preguntaba: “¿La casa debe expresar el hacer de sus habitantes o el hacer del arquitecto?”. Siempre crítico del control total que acababa convirtiendo al cliente en esclavo de su espacio de habitar. Para él, la arquitectura y los interiores se deben regir por algunos principios como la racionalidad y la economía de medios, la belleza y el valor de los materiales, o el oficio en la construcción. Loos es un parteaguas en la historia, es –como decía Karl Kraus– el arquitecto de la tabula rasa.
Adolf Loos dio respuesta desde la arquitectura y el diseño a la crisis ética y estética de la Viena fin-de-siècle, pasando página a un nuevo siglo y a la proto-modernidad. Promotor de la sencillez, del valor de uso, de la arquitectura del placer y el valor cultural de la tradición, se sitúa al margen de la arquitectura de moda de su época. Las fachadas ornamentadas o el diseño total que promulgaban sus contemporáneos de la Secesion vienesa, las convirtió en parodia desde las páginas de su libro Ornamento y delito, escrito en 1908. En cambio, propuso el Raumplan: una secuencia de espacios continuos en vertical que definen distintas alturas según el uso de cada uno. Con Loos, ya no se diseña la arquitectura en planta o en sección, sino desde los espacios interiores. Así, sus fachadas –la expresión masculina de la arquitectura– no son más que la respuesta a las necesidades de los interiores.
La exposición muestra todos estos aspectos de la obra de Loos mediante dibujos, planos, fotografías, maquetas y mobiliario. Si bien el recorrido prioriza los espacios interiores con la escenificación de sus salas y alcobas, una última sala cierra con dibujos y maquetas de algunos de sus edificios no realizados como su propuesta para el Chicago Tribune en forma de columna dórica que detonaría el posmodernismo medio siglo mas tarde y el monumental hotel piramidal para –supuestamente– el Zócalo de la Ciudad de México.
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