Instrumentos acumulados
¿Cómo el diseño puede transformar no solo los objetos, sino también las experiencias y relaciones humanas? Seleccionar cubiertos y platos [...]
23 junio, 2021
por Juan Carlos Tello
En su libro Así lo veo yo, David Hockney menciona que no le gustaba ver a través del ojo de la cerradura porque le separaba del mundo, porque no podía estar en él.
Cuando vemos a través de una fotografía como por el ojo de la cerradura, al verla repetidas veces, poco a poco comienzan a aparecer cosas que no habíamos pensado siquiera que existían porque se escapaban a nuestra vista.
Al estar dibujando el acceso a la villa Mairea de Alvar Aalto, en la búsqueda de imágenes o dibujos que lo mostraran, me encontré con una imagen de una habitación para enfermos de tuberculosis en el sanatorio de Paimio. El sanatorio fue resultado de un concurso ganado por Aalto en 1929. Junto con la biblioteca de Viipuri fueron los proyectos que lo dieron a conocer.
¿A quién no le han llamado la atención esos lavabos, aislados casi cual piezas de una nave espacial? Comencé a buscar más imágenes y dibujos. Al ir reuniendo el material me pareció que debía comenzar por dibujar las camas, ya que parecen ser lo principal de la habitación. Recién había dibujado unas sillas de perfiles tubulares y sección circular de Mart Stam, parecida a las que hizo Lilly Reich para Mies o las de Breuer en la Bauhaus. Los del sanatorio de Paimio tenían la misma lógica.
Después me ocupé del piso donde se encuentran. Sin tener las medidas de la habitación, se va proporcionando el espacio y los objetos que lo ocupan. Ahí comenzaron las sorpresas. Bajo una mesa muy sencilla, pegada a un gran ventanal, había algo que primero pensé debía ser un radiador de la calefacción. El piso se confundía con la mesa y la ventana. En otra imagen creí encontrar la respuesta: un apoyo para los pies. Me viene a la mente aquella icónica fotografía de Aalto leyendo el periódico en la terraza de su casa y su hija viendo al infinito apoyada de un cómodo barandal, su pie delicadamente apoyado en el filo de la losa, como en aquel detalle del piso del hospital que se inclina con el mismo propósito.
Al publicar los avances del dibujo, un conocido comparte conmigo varias fotos. ¿Qué es lo que hay ahí y allá? Él había visitado el hospital, pero ya no lo recuerda o no se había fijado. Claro, uno no se puede fijar en esas cosas cuando está en una visita guiada; tienes que ver y escuchar a la persona que te guía. Pude ver otras cosas que no había visto. Así fui completando el dibujo de la habitación, poco a poco, hasta llegar a aquellos lavabos causantes de la curiosidad que me hizo comenzar un dibujo.
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