Francisco Covarrubias Gaitán (1944–2022)
Francisco Covarrubias (1944–2022), arquitecto y maestro en urbanismo por la UNAM, fue Director del Programa Universitario de Estudios para la [...]
12 septiembre, 2015
por Félix Sánchez | Twitter: F_pesci
La verdad, celebro la concatenación de todos los arquitectos que se han involucrado en las redes sociales, como se dice. Un montón de propuestas y contrapropuestas relacionadas con los cómos para intervenir en avenida Chapultepec. Hace mucho tiempo que no había tal discusión y efervescencia. Lo celebro y aventuro una hipótesis : la autoridad lo ha percibido, se está dando cuenta que no puede actuar a espaldas de la sociedad. Se tardaron, justo este mes que cumplimos 30 años de los sismos y del despertar ciudadano. A partir de esa fecha la sociedad cambió: salió a la calle a demandar soluciones ante la pasividad y mendacidad del Gobierno. Por lo pronto logró que la reconstrucción se hiciera en los mismos lugares de la destrucción —un adelanto: construir hacia adentro de la ciudad; una idea de vanguardia que se ha tardado en consolidar. Y por eso viene al caso lo de avenida Chapultepec.
Nadie con sentido común duda que hay que hacer algo en avenida Chapultepec. Se debe impulsar la renovación de la Zona Rosa, hoy en severa decadencia urbana y sobre todo enorme reserva de suelo para reforzar a Reforma con usos complementarios, incluidos los de la vivienda de variados tipos, para hacer un segmento nuevo de ciudad incluyente, tolerante y con visión de ciudad futura. Diría que la mejor movilidad es no moverse y para ello la ciudad debe ofrecer zonas renovadas con usos mixtos y heterogeneidad social, donde la vida cotidiana se resuelva con felicidad. La pregunta entonces es cómo intervenir una zona.
La autoridad nos pretende vender la idea de que no tiene recursos para invertir en remodelar la avenida y que para hacerlo necesita a la iniciativa privada, lo cual sucede en las grandes ciudades del mundo. Yo no estoy en contra de eso. Estoy en contra de realizar un segundo piso sobre la avenida, ahogando el Acueducto y su preexistencia en el lugar: unas fotos de cómo era en los treintas dicha avenida paralela a Reforma debieran darles vergüenza a las autoridades de haber permitido semejante deterioro de la vía pública. Y un dato que ofende: Mazarik, con todo y su granito chino tiene una superficie semejante a Chapultepec (2.3 kilómetros y 26 metros de ancho de Mazarik, contra 1.3 kilómetros y 28 metros de ancho) y allá si hubo dinero público (420 millones) para invertir y acá no. Por lo que dicen se deben invertir mil millones y hacer un centro comercial para recuperar la inversión. Lo inaudito es pretender construir encima de las calles ese centro comercial. Sin duda sentaría un precedente negativo que seria después muy difícil de contener. El argumento es que el estacionamiento que actualmente utiliza la SPDF encima de la losa tapa del Metro no es calle. Bueno, tampoco es predio, ¿dónde está la boleta predial?
Lo grave es que la autoridad tiene ya un proyecto ejecutivo que por razones de “confidencialidad” no enseña y dice que se trata de un espacio para la cultura. La cultura popular dice que cuando algo camina como pato, grazna como pato y tiene plumas es… pato. Lo mismo podemos decir de la propuesta en Chapultepec: es un centro comercial por más que lo disfracen al preguntar cuándo se ha visto un Centro Comercial con locales para cultura o con cine al aire libre. La respuesta es: ¡nunca!, y menos a 30 metros de altura sobre una azotea de, ¡eureka!, un centro comercial.
Deberíamos preguntarle a la gente que nos dijera que piensa de un parque, un segundo piso, una fuente, un árbol, una plaza, una calle. Aventuro que sus respuestas coincidirían: parque: Chapultepec; segundo piso: para el coche; fuente: la del acueducto de Chapultepec; árbol: el de la calle de Veracruz; plaza: el Zócalo; calle: la de Veracruz. La realidad es que estas preguntas están en el espacio público de avenida Chapultepec y pueden ser evocadas para hacer un proyecto socialmente sustentable, es decir, con la gente a favor y que genere un sentido de lugar. La Condesa, la Roma y la Cuauhtémoc son colonias que tienen pertenencia, que han cambiado y se han enriquecido al aceptar nuevos pobladores. El proyecto de avenida Chapultepec debe ser un detonador de mejoría, no un alto riesgo para la ciudad o un elefante blanco con un superpuesto e impuesto segundo piso que pretende ser, eufemísticamente, un parque lineal en vez de llamarlo por lo que es: un pasillo en el aire que separa en vez de unir. La otra pregunta que nos hacemos los vecinos es por qué siempre hacer algo donde supuestamente es atractivo y donde se garantiza el negocio privado: ¿no se pueden hacer proyectos en otra áreas de la ciudad que lo requieren? ¿El oriente, por ejemplo?
Pensándolo bien, el segundo piso es una frontera, una barrera de desencuentros: el estigma social de tener “a los de arriba y a los de abajo” lo hace absurdo y peyorativo. Una propuesta a contra sentido de lo que ahí pasa. Porque los movimientos son transversales a la avenida; porque la gente cruza la Roma y la Condesa para ir a la Juárez. Pensar que en la vida diaria vas a detener arriba a la gente que tiene que trabajar diario y anda a las carreras es como “diseñar” a nuevas personas en un determinismo skinneriano físico. Ya sabemos que eso no funciona.
En el proceso debo reconocer que Simón Levy ha estado presente en reuniones abiertas y escuchado críticas fuertes. Inclusive le oí decir que no está simulando la consulta y que una avenida Chapultepec a nivel está más cerca de su corazón. Ayudémosle entonces y asistamos masivamente a la consulta del 27 y manifestemos libremente nuestra visión.
Hay una mejoría en el cuestionario que tenía muchas preguntas cargadas: ahora son sólo 5 preguntas no tendenciosas —el Consejo de Parques lo está proponiendo. Se presentará para votar y será vinculante, como lo manifestó el Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera al decir se hará lo que quieran los vecinos. Espero una participación vecinal alta: el tema lo vale y sobre todo establecerá un precedente de cómo pensar la ciudad. Por lo pronto cumplamos con nuestro deber ciudadano. La ciudad es para caminarla y las calles son públicas y las mejores están llenas de gente. Las calles son el lugar de encuentro, de socialización y manifestación.
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