La procupación es real: lo que se pretende hacer no construye ciudad, la destruye. La calle es res publica de la polis. La ciudad es de todos y en la calle somos iguales. Con artificios efectistas de vistas a nivel del Señor de los cielos, se engaña a muchos despistados. La ciudad se vive a nivel del suelo. La avenida Chapultepec se merece muchas mas cosas que un centro comercial privatizado. La ciudad debe aprovechar la experiencia positiva de cómo recuperar la inversión privada adentro de los lotes que establecen la traza urbana. Ahí esta Reforma: se invirtió dinero público a la calle y la respuesta ha sido fantástica con nuevas inversiones.

La avenida Chapultepec debe ser el detonador del renacimiento de la Zona Rosa, pero hay muchos pequeños lotes y los requerimientos de estacionamiento los aniquilan. Bajo la avenida Chapultepec puede haber un estacionamiento continuo y liberar los lotes de ese requerimiento. La avenida debe ser un gran bulevar peatonal que reconstruya la historia de la ciudad y dé sustento al nuevo urbanismo del siglo XXI: crecer sobre lo construido y crecer hacia adentro. Reciclar, renovar, revitalizar, refuncionalizar la ciudad. Los temas son: el acueducto, el agua, el peatón, el eje perspectivo y los servicios de apoyo, la movilidad e ínter conectividad  El negocio está abajo de la calle y en los nuevos edificios liberados de estacionamiento y la capacidad de ganar de nuevo la ciudad, lote por lote.

La ciudad es de todos, no de los plutócratas. El primer paso debe ser abrir la discusión y razonar la gravedad de las ocurrencias de un urbanismo engañoso con renders a vuelo de pájaro. La ciudad es para caminarla y las calles  son públicas y las mejores están llenas de gente.