El proyecto ocupa el interior de un bloque histórico de la ciudad donde coexisten construcciones de diferentes identidades y períodos. Hay dos edificios industriales y un convento que se ha utilizado como hospital. El nuevo edificio está posicionado para unir cada una de estas estructuras y definir nuevos espacios exteriores. Todos los edificios existentes están conectados vertical y horizontalmente a lo largo del bloque. En el interior, las funciones públicas están protegidas, como el vestíbulo y el auditorio, que funcionan no solo como espacios de paso y lugares de reunión, sino también como parte de una nueva identidad.